Frank Reveira, quien militó mayormente con los Criollos de Caguas, falleció el pasado 26 de marzo en California, Estados Unidos. De padres puertorriqueños, nació en Hawaii el 24 de octubre de 1925. Apodado El Torito, por la fanaticada y El Hawaiano, por sus compañeros de equipo, medía 5′ 8″ y pesaba 205 libras.
Debutó en la temporada 1957-58 bajo la dirección de Ted Norbert y rápidamente entró a la historia el 30 de noviembre como receptor de Juan «Terin Pizarro cuando este tiró un «no-hitter» a Mayagüez con marcador de 7-0.
«Frank conocía bien a los jugadores de Mayagüez y me dejé llevar por él salvo en una u otra ocasión que le dije no en algunos lanzamientos que me pidió» recordó el estelar lanzador. «Pero mayormente él tuvo el control del juego. Fue mi receptor ese año que gané la triple corona. Era bueno a la defensa y sacaba la bola rápido. No era muy ofensivo pero cuando bateaba era por el right center mayormente.» Sobre su personalidad recordó que «siempre estaba con una sonrisa.»
Esa temporada fue inolvidable para Reveira pues fue seleccionado Novato del Año al batear .242, 1 jonrón y 13 carreras empujadas, además los Criollos se proclamaron campeones al vencer en la Serie Final a Santurce, 4-0.
En la Serie del Caribe de 1958, celebrada en el Estadio Sixto Escobar de San Juan, Reveira consumió un turno pues los Criollos se reforzaron con el «big leaguer», Valmy Thomas.
La siguiente temporada, 1958-59, Caguas llegó sub campeón, luego campeón 1959-60 y en 1960-61, sub campeones nuevamente. En otras palabras, en sus primeras cuatro temporadas, Reveira fue miembro de dos equipos campeones y dos sub campeones.
En la Serie del Caribe de 1960, celebrada en Panamá, Reveira fue el receptor titular de los Criollos bateando .211 con un jonrón y una carrera empujada.
El receptor Héctor Valle fue su sustituto durante tres temporadas y media (1959-60, 1960-61, 1961-62 y 1962-63). «Reveira era gordito pero no eso no impidió que fuese un gran receptor. No tenía un gran brazo pero sacaba corredores. En la ofensiva, no bateaba mucho pero de vez en cuando daba su línea.»
A mediados de la temporada 1962-63, Reveira fue cambiado a Arecibo donde terminó su carrera en Puerto Rico. Allí coincidió con German Rivera quien también lo recuerda como un receptor defensivo. «Tenía mucha habilidad para pedir lanzamientos, su brazo era regular pero sacaba la bola rápido de la mascota. Era tremenda persona. Nunca oí nada malo de él.»
De por vida, en Puerto Rico, jugó seis temporadas bateando .225, 11 cuadrangulares y 102 carreras impulsadas.
En el béisbol organizado, Reveira fue firmado en 1956 por los Gigantes de Nueva York. Ese año bateó .332 con Sandersville, Clasificación D. Su mejor año ocurrió tres años después en la Clase A con Springfield donde registró promedio de .380, 7 jonrones y 49 impulsadas. Inexplicablemente, la organización de los Gigantes lo ascendió de Clase A a Triple A donde nunca pude destacarse.
Uno de los que jugó con él en esa novena fue el lanzador William de Jesús quien también lo recuerda como un receptor con buen guante y excelente persona.
Otros compañeros de equipo de Reveira en las Ligas Menores fueron Juan Marichal, Gaylord Perry, Willie McCovey, Julio Navarro, José A. Pagán, Rudy Hernández, Mateo Alou, Manny Mota, José Cardenal y Rafael Alomar.
En siete años (1956-1962) de participación en las Ligas Menores, Reveira bateó .287, 34 jonrones y 187 empujadas mientras a la defensiva, en cinco temporadas reportadas, cometió 20 errores.
Todos los entrevistados resaltaron sus dotes defensivos, pero más importante, que fue una gran persona. Y, aunque tuvo una carrera corta, se ganó el cariño de la fanaticada.
¡Que descanse en paz El Torito Reveira!