Saludando al gran Willie Mays. Me acompaña Roberto Clemente Jr.
Tuve la oportunidad de conocer a Willie Mays en julio de 2006, durante la ceremonia de exaltación de 17 jugadores y ejecutivos de las Ligas Negras en Cooperstown. Me interesaba mucho asistir al evento porque Willard Brown y Raymond Brown, dos figuras destacadas de la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico, iban a ser exaltados.
Al concluir las actividades, me dirigí al Hotel Otesaga en Cooperstown, donde se hospedaban los exaltados y sus familiares. Me topé con Roberto Clemente Jr. en el lobby del hotel, quien me notificó que Willie Mays bajaría pronto de su habitación, pues lo recogerían para llevarlo al aeropuerto.
Deseaba saludar a Mays, ya que el mes anterior lo había entrevistado a través del teléfono para mi libro sobre Pedrín Zorrilla. Fue una conversación agradable en la que me trató muy bien. Hablamos de béisbol y después de otros temas.
Al llegar Mays al lobby, paralizó el entorno. Todos lo observaron, no obstante, mantuvieron la distancia. Roberto Jr. lo saludó con entusiasmo, ya que lo conocía desde hace años. Recuerdo que le comentó a Willie: «Este año no hay actividad de béisbol en Puerto Rico». Willie respondió con celeridad: «Si Pedrín estuviera vivo, eso no ocurriría». La amistad entre Mays y Pedrín era sólida; siempre estuvo agradecido por el trato de Pedrín y lo agradable que la pasó en Puerto Rico mientras jugó con los Cangrejeros de Santurce.
En ese instante, me aproximé, extendí mi mano y me presenté. Se acordó de mi persona, sin embargo, no pudimos articular comunicación significativa, dado que el vehículo que lo conduciría al aeropuerto había arribado y lo estaba esperando.
Casi dieciocho años después, pienso lo afortunado que he sido al conocer a muchos jugadores que yo seguí cuando era niño y adolescente. Me siento agradecido por tantas buenas experiencias en el béisbol, una de ellas, haber conocido al gran Willie Mays.
