Orlando Cepeda: primer puertorriqueño en iniciar un Juego de Estrellas

Orlando Cepeda posa con Victor Pellot antes de Juego de Estrellas de 1959.

Desde su arribo a las Grandes Ligas con los Gigantes de San Francisco, Orlando Cepeda se posicionó como uno de los jugadores más destacados de la Liga Nacional. En el tercer turno de su primer juego, que tuvo lugar el 15 de abril de 1958, conectó su primer imparable, un jonrón.

En la primera parte de esa temporada, entiéndase de abril a julio, Cepeda estaba décimo en bateo con .303 (empatado con George Crowe) y cuarto en jonrones (16) y carreras impulsadas (50). Parecía que sería seleccionado para el Juego de Estrellas, pues entre los inicialistas tenía los mejores números. Sin embargo, Stan Musial, quien lideraba la liga en bateo con .361, con 13 jonrones y 38 carreras empujadas, fue seleccionado para inicial el Juego de Estrellas y como suplente, el dirigente de la Liga Nacional, Walter Alston, escogió a George Crowe, que tenía a su haber cinco jonrones y cuarenta y dos carreras empujadas. La selección de Musial estuvo bien, pero no para empezar el juego.  Por su parte, Crowe no estaba al mismo nivel productivo que Cepeda.

A pesar de que no fue seleccionado para el Clásico de Verano, Orlando no se desanimó y siguió con su ofensiva tórrida finalizando la temporada en cuarto lugar en las carreras impulsadas con 96, séptimo en bateo con.312 y octavo en jonrones con 25. Esta actuación fue reconocida por los periodistas otorgándole el Premio Novato del Año de forma unánime. 

En la temporada siguiente, Orlando no sufrió el llamado maleficio del segundo año («Sophomore Jinx») y prosiguió con su gran labor ofensiva que resultó imposible dejar afuera al contar con bateo de. 331 (6o lugar), 17 jonrones (5o lugar) y 63 empujadas (4o lugar). Esta vez los papeles se invirtieron, Cepeda fue seleccionado para el cuadro inicial, convirtiéndose en el primer puertorriqueño en recibir tal distinción, mientras Stan Musial y Frank Robinson fueron las reservas. El Juego de Estrellas se llevó a cabo el 7 de julio en el Forbes Field de Pittsburgh, donde la Liga Nacional, bajo la dirección de Fred Haney, obtuvo un triunfo de 5-4. Cepeda jugó todo el partido y se fue en blanco en cuatro turnos. Víctor Pellot, vio acción con la escuadra de la Liga Americana, bateando de 1-1.

Cepeda jugó en otros diez partidos de Juegos de Estrellas y entre los puertorriqueños es el primero en batear cuarto en la alineación (1961, 1962 y 1967) y ser seleccionado en dos posiciones, como primera base y guardabosque izquierdo (1960 y 1961).

El siempre recordado «Bambino Boricua» no solo representó a su equipo con orgullo, sino que también se convirtió en un símbolo de la representación latina en una época en la que ser reconocido era sumamente difícil. Su presencia en el béisbol rompió barreras y desafió los estereotipos. Enfrentó adversidades con valentía y demostró que el talento y la determinación no tienen fronteras, ganándose el respeto y la admiración tanto de sus compañeros como de los aficionados. Su legado perdura como un ejemplo de perseverancia y excelencia en el béisbol.

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