Mis memorias del hit 3000 de Roberto Clemente

Hoy se cumple medio siglo…hoy se cumplen 600 meses…hoy se cumplen unos 18,250 días desde que en la ciudad de Pittsburgh, Pennsylvania, el jardinero derecho de los Piratas de Pittsburgh, nacido en Carolina, Puerto Rico, se convirtió en el primer pelotero de la América Latina en lograr 3000 imparables de por vida en «El
Mejor Beisbol Del Mundo».
Fue además…Roberto Clemente…el undécimo en la historia en arribar a dicha cifra.
Ese sábado en Pittsburgh amaneció nublado con la temperatura en unos 44 grados en la «Escala Fahrenheit» y en mi habitación en el Hotel Hilton experimentaba una preciosa ansiedad ante el hecho de que Roberto había acumulado 2,999 imparables en su carrera de 18 jornadas con los Piratas.
Recuerdo que ya se encontraban con este servidor en la «Ciudad de Acero»…en la «Ciudad de los Tres Rios»…el Allegheny…el Monongahela…el Ohio…los colegas José «Palillo» Santiago, Gino Guerra y Ameede Robles para participar en la transmisión del juego esa tarde contra los Mets de Nueva York para Puerto Rico por WAPA-Radio en una «Producción Eugenio Guerra».
En el plano personal arribe al «Estadio Tres Ríos» a eso de las once y treinta para el partido que comenzaba a las dos y quince minutos de la tarde.
Para esa época ya este servidor tenía vínculos profesionales directos con la gerencia de los Piratas y me encontraba cómodo en el estadio que había visitado en variadas ocasiones. Compartí en y fuera del camerino con bastantes miembros del equipo…José Antonio Pagán, Manny Sanguillén, Rennie Stennett, Dock Ellis (que lanzaría ese dia frente a los Mets), Jackie Hernández, Chuck Goggin (joven veterano de la Guerra de Vietnam), Willie Stargell, Bob Veale y Roberto.
Tal vez, media hora antes de comenzar el juego, Roberto me dijo, «Luisito, si logro el «hit» salgo de juego en la próxima entrada. Baja al camerino para hablar un rato.»
Segundos después el fotógrafo oficial de los Piratas, Les Banos, nos tomó una fotografía que puede ser apreciada con este ensayo.
En la cuarta entrada frente al zurdo de los Mets, Jon Matlack, el «Boricua» logro su meta conectando un doble que pico y rebotó contra la verja del jardín izquierdo.
A los pocos minutos me excuse de la transmisión radial y baje por elevador al nivel del vestidor de los Piratas…como me lo había pedido Roberto.
«Hoolie» Hallahan, el encargado de dicho vestidor me dio acceso al mismo cuando escuchó mi forma peculiar de llamar al gran pelotero…RobertoTOOO. Estando sentado en una banqueta frente a su cubículo…sin camisa y en «shorts atléticos» se paró y se dirigió hasta este servidor.
Se produjo un abrazo de hermanos…le di un beso en el cuello…me miro y le dije, «Hablé desde la caseta de transmisión con tu madre y me pidió que te diera un beso en su nombre cuando lograras el imparable.»
De inmediato me regaló una amplia sonrisa.
Desde la quinta entrada hasta una media hora antes de finalizar el juego ganado por los Piratas 5 carreras por 0…compartimos…hablando de su logro…de su familia…de la vida…del mundo…de la humanidad, etc.
DATOS BASICOS DEL JUEGO—El mismo tuvo una duración de 2 horas con 10 minutos habiendo comenzado a las 2:15 de la tarde. El lanzador ganador lo fue Dock Ellis elevando su récord a 15 victorias y 7 derrotas. Roberto logró su doble en dos turnos oficiales, anotó una carrera y defendió el jardin derecho. El jardinero corto nativo de Cuba, Jackie Hernández, conecto un triple e impulsó dos carreras y el receptor de Panamá, Manuel Sanguillén, logro un imparable, anotó una carrera e impulsó otra. La asistencia pagada fue de 13,117 fanáticos.
El «Hit 3000» de Roberto fue a las 3:07 minutos de la tarde…el cielo estaba nublado y una leve llovizna intentaba acariciar a la ciudad de Pittsburgh. La temperatura rondaba a esa hora por los 60 grados en la «Escala Fahrenheit».
En la narración de WAPA-Radio para Puerto Rico las primeras tres entradas y media fueron narradas por «Palillo» Santiago. Por razones de problemas con itinerarios de vuelos, Terry Gracia arribó a la caseta de transmisión en el Estadio Tres Ríos minutos antes del segundo turno al bate de Roberto Clemente. «Palillo» con la amabilidad y decencia de siempre le pidió a Terry que continuara narrando y en minutos Roberto conectó su imparable 3000.
El beisbol jamás fue el «ingrediente principal» en nuestra hermandad aunque por razones obvias el tema fue algo del cual hablábamos esporádicamente.
No olvido que luego de estar en el vestidor de los Piratas, en una mesa encontré una cartulina blanca y adelantándome a lo que pudiese ser cuando múltiples miembros de la prensa tuviesen acceso al camerino…escribí el número 3000 en la misma.
Cada vez que al pasar el tiempo veo fotos con dicha cartulina en las manos de Roberto…ese momento viene a mi mente.
Tampoco olvido que el primer periodista que tuvo acceso al camerino, faltando más o menos media hora para finalizar el juego lo fue el veterano destacado de la ciudad de Nueva York, amigo de ambos…el legendario Dick Young…quien escribió para el «Daily News» durante 45 anualidades.
A eso de las seis de la tarde Roberto, conduciendo su automóvil, en unión a su esposa, Vera Cristina, Dora Matos de Pasarell (secretaria del Departamento de Recreación y Deportes en representación del Gobernador de Puerto Rico, Luis A. Ferre) y este servidor arribamos al hogar de Henry y Elsa Coolong muy amigos de los Clemente residentes en la periferia del Estadio Tres Ríos.
Henry había servido militarmente en el Campamento Henry Barracks en Cayey. Durante su misión en la isla conoció a Elsa, que si no me equivoco era del pueblo de Carolina y contrajeron matrimonio. Por cuestiones del destino hacía tiempo residían en Pittsburgh.
Al rato, partimos hacia el hogar de Roberto y Vera en la vecindad de Green Tree en las afueras de Pittsburgh a unas cinco millas hacia el suroeste. Allí cenamos y compartimos como hasta las nueve de la noche cuando Roberto le pidió a su gran amigo y guía durante toda su carrera con los Piratas…Phil Dorsey y a este servidor que fuéramos con él a su habitación
Allí comentó, que cuando llego a la segunda base tras su «Hit 3000» como que sintió que no merecía la ovación que los 13,117 fanáticos le brindaron…(para este servidor una muestra de su marcada humildad).
A la vez, nos dijo que tenía una reunión con el propietario de los Piratas, John Galbreath, en su hogar.
Mientras se cambiaba la camisa y la corbata nos dijo…algo como que salió de la nada, «Ahora saben la clase de pelotero que soy.»
Rumbo a dicha cita nos condujo a nuestro hotel.
Esa noche pensé por un buen rato en el histórico logro esa tarde de Roberto.
Me sentí muy orgulloso de él y por el hecho de que con 38 anualidades de vida ya era un inmortal beisbolero.
Desde el 1971, me había percatado de que Roberto tenía como ciertas premoniciones acerca de su futuro. Sin embargo, no indagué en las mismas por entender que él no me había tocado ese tema tan personal en mi apreciación.
Sin embargo, jamás me imagine que a partir del 30 de septiembre del 1972…¡a ese ser humano le restaban meramente 92 días de vida física en este globo terráqueo!
FOTOS: En la foto superior, a la izquierda el veterano periodista de Nueva York…Dick Young, Roberto Clemente y Luis Rodríguez Mayoral un buen rato luego del «Hit 3000». Igualmente se puede apreciar la foto de Roberto conectando su famoso imparable y Luis con Roberto poco antes de comenzar el histórico juego.

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