Orlando Cepeda: preciosas experiencias escondidas en la historia

(Este 15 de abril del 2021…se cumplen 63 anualidades del primer juego en las Grandes Ligas de Orlando Cepeda…en el presente una legión gigante de fanáticos le recuerda.)

Hace ya más de medio siglo Orlando Cepeda me comentó en su hogar en la Urbanización Santa Paula en Guaynabo, Puerto Rico, «Cuando joven, Ted Williams y Stan Musial eran peloteros que yo admiraba en grande. Les he conocido y llevo eso con mucho orgullo.»

Dado el hecho que su padre, el «Gran Perucho» fue un excelente pelotero Boricua. (https://beisbol101.com/pedro-perucho-cepeda/), su hijo se las vio de «tú a tú» con legendarios peloteros, entre ellos, los de la raza Negra, que iluminaron el béisbol profesional de la Isla, mayormente, durante las décadas de los 1940 y 1950.

Perucho y Peruchín Cepeda en la temporada 1949-50.


Cuando con 17 anualidades de vida, Orlando se fue a jugar en las Ligas Menores en los Estados Unidos en el 1955, él ya sabía del «monstruo social asqueroso» que era el racismo y poco a poco creó un mecanismo para batallar con el mismo y pavimentar una carrera muy digna que lo llevó al Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown, Nueva York, en el verano del 1999.

Para muchos Ty Cobb, jardinero de los Tigres de Detroit entre el 1905 y el 1928, está catalogado como el mejor bateador en la historia y poseedor del promedio más alto jamás de por vida, un increíble .366. En el 1998, Orlando recordó en una biografía, «Cuando estaba con los Gigantes de San Francisco (1958-1965), Ty Cobb visitaba nuestro campo de entrenamientos en Arizona (lo hizo entre el 1959 y el 1962). Recuerdo que durante esos entrenamientos hablábamos con frecuencia y me sentí contento pues él me decía que admiraba como yo jugaba pelota y me daba muchos consejos.» Continua Orlando, «Al principio de nuestra amistad yo pensaba que él era un pelotero más del pasado…hasta que me dijeron quién era. Ahora pienso que me hubiese gustado tener una fotografía con él. Para ese tiempo me hablaban que él era un racista bien grande y un hombre malo. Pero yo no hacía caso ya que él me trataba muy bien. No olvido que un día me invitó a cenar y me llevó en su auto…un «Chrysler Imperial» muy grande de color negro. Otro día me dejó saber que si yo jugaba con otro equipo (donde no estuviese Willie Mays)…en otra ciudad…mi trabajo sería mucho más reconocido. Me sentí muy contento, pero para mí Willie fue el mejor pelotero que vi. Jamás he olvidado mi relación con Ty Cobb.»

Willie Mays, Bill Rigney y Orlando Cepeda (1958).

Orlando debutó en las Mayores con San Francisco el 15 de abril en el 1958, contando con solamente 20 anualidades y 210 días de vida venciendo los Gigantes a los Dodgers de Los Ángeles 8 carreras por 0. Tres Cangrejeros de Santurce lucieron en dicho encuentro…Rubén Gómez fue el lanzador ganador, Valmy Thomas el receptor y Orlando, quien defendió la primera base, conectó un jonrón, su primer imparable en las Grandes Ligas y el primer latino en realizarlo en un juego de la Costa del Pacífico.

En esos primeros días en «El Mejor Béisbol del Mundo» comenzaron los comentarios muy positivos del primera base nacido en Ponce, Puerto Rico, el 17 de septiembre del 1937. Horas antes de la inauguración de la temporada del 1958, Orlando le dijo a su amigo Rubén Gómez, «Rubén, aún no he firmado mi contrato.» «Pensé que se habían olvidado de mí. Rubén hizo una llamada y rápidamente Chub Feeney (el gerente general) bajó al camerino y me ofreció un contrato por $7 mil. Lo firmé faltando 10 minutos para comenzar el juego en el Seals Stadium.”

Para ese tiempo, aun sin debutar, elogios florecieron para con Orlando. Por ejemplo, su dirigente Bill Rigney, comentó, «Orlando posee un físico impresionante…que asemeja a una estatua de bronce parada en atención.»
Por su parte, Willie Mays en su momento manifestó, «Orlando incomoda a todos los lanzadores en la liga (Nacional). Él es fuerte, batea para todas las bandas y hace todas las jugadas. Él es el jugador novato más relajado que he visto.»

Al debutar los Gigantes en San Francisco en el 1958, tras haber sido fundados en Nueva York en el 1883, muchos fanáticos en dicha ciudad se referían al mejor pelotero de la franquicia, Willie Mays, como un «producto» importado. Por lo tanto, la vida propició para que Orlando se convirtiera en un producto «neto» de San Francisco…en un pelotero mimado.

El domingo, 13 de abril del 1958, el equipo arribó a su nueva sede procedente de Texas, si la memoria no me falla, tras finalizar su temporada de entrenamientos. Al respecto, recordó Orlando en el 1998, «Willie Mays me dijo que me gustaría mucho San Francisco, pues era una gran ciudad. Al bajarme del avión me percaté de que allí había Boricuas con sus banderas. Eso me emocionó…pues jamás lo esperaba.»

Al siguiente día, San Francisco le brindo una gran parada de bienvenida a los Gigantes hasta el centro de la ciudad y en el Hotel Sheridan Plaza se celebró un gran banquete. Orlando recordó, «La reina de la parada fue Shirley Temple (actriz, cantante, diplomática y embajadora luego de los Estados Unidos en Ghana, África y el la Republica Checa).»


Siempre he pensado que Orlando Cepeda y San Francisco estaban hechos uno para el otro. En una ocasión, dijo Orlando, «Yo era muy joven con mis 20…Rubén Gómez era ya un veterano que no salía de noche, Felipe Alou era muy religioso y yo estaba solo, soltero y amaba la ciudad.» Así, pues, paulatinamente fue descubriendo esa gran metrópolis.

Siendo Orlando un amante de la música y al igual que su ya difunto hermano Pedro, diría que eran «musicólogos» de nuestra música Hispana y del «jazz» en los Estados Unidos. San Francisco ha sido una capital del «jazz». Allí Orlando tuvo el placer de ver a maestros como Miles Davis (trompetista), Dizzie Gillespie (trompetista), y Cal Tjader (vibrafonista), entre otros que le ofrecieron su admiración y respeto. De hecho, Tjader le dedicó una canción que tituló ¡Viva Cepeda!

Orlando Cepeda lleva ya unas cuatro décadas residiendo en la periferia de San Francisco. Allí es una leyenda y su inolvidable personalidad, su accesibilidad para con los fanáticos lo convirtieron hace mucho tiempo en un verdadero inmortal. Tan es así, que hoy día, funge como «Embajador de los Gigantes» a nivel comunitario tiene que estar orgulloso de la estatua de bronce erigida (foto superior), el 6 de septiembre del 2008, en su honor por el equipo en la esquina de la Calle King y Calle 2…en la periferia directa del estadio del equipo…Oracle Park..en la Plaza Willie Mays!

Ya finalizando este ensayo para con Orlando, un héroe desde que yo contaba poco más de una década de vida y residiendo en Panamá, traigo ante ustedes un relato del glorioso pelotero poco antes de su debut en las Grandes Ligas: «Una noche estaba en la cama. De pronto vi a mi padre…me dio un abrazo y entonces se desapareció. Pensé que todo estaría bien… pues ya yo había llegado a un equipo de las Grandes Ligas.»

En la actualidad Orlando Cepeda reside en las afueras de San Francisco en unión a su familia. No le veo personalmente desde el día luego de su exaltación al Salón de la Fama de Grandes Ligas en Cooperstown, Nueva York en el 1999.

Pero en mi memoria le veo, perennemente, bajo un brillante sol… o bajo una noche repleta de estrellas… en el béisbol invernal de Puerto Rico o en las Grandes Ligas, “escribiendo poesías” sobre los terrenos de juego.
Y Dios sabe que siempre he orado por el…¡eso me hace feliz!

(FOTOS)—A la izquierda vemos a un feliz Orlando Cepeda luciendo el uniforme de los Gigantes de San Francisco. La otra foto fue durante en verano del 1971 en el Estadio Tres Ríos de Pittsburgh, vemos de izquierda a derecha al narrador Terry García, Orlando Cepeda, Luis Rodríguez-Mayoral, el otrora lanzador de la Republica Dominicana, Rudy Hernández, el miembro de la prensa Boricua, Gino Guerra, el gran pelotero dominicano, Rico Carty y el otrora lanzador de Grandes Ligas, José «Palillo» Santiago. Ese día en Pittsburgh se celebró el Día del Pelotero Latinoamericano.

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