Orlando Cepeda, tremendo pelotero boricua y hombre para la historia

En la foto superior Cepeda y Mayoral en Atlanta, Georgia, el 6 de septiembre de l970, antes del primer Día del Pelotero Latinoamericano en la historia de Grandes Ligas, idea del autor. En la segunda foto les vemos en Cooperstown, Nueva York, al otro día de la exaltación de Orlando en el Salón de la Fama del Beisbol en 1999. (Fotos cortesia del excelente profesional Gary Williams).

En Ponce, Puerto Rico, nació Orlando Cepeda el 17 de septiembre del 1937. Su madre, la gentil dama Carmen Pennes y su padre, el legendario pelotero «Perucho» Cepeda, le trajeron al mundo en la ciudad donde se dice nació el ritmo musical de la «plena»…..precursor de la «salsa».

Y pensar en Orlando Cepeda es equivalente a pensar en esos ritmos tropicales…pues su personalidad ha sido contagiosa al poseer matices agradables a millones de seres humanos.

Cuando este servidor crecía en Panamá…mis primeros ídolos latinoamericanos en el béisbol de Grandes Ligas fueron, primordialmente, el cubano Orestes Miñoso, el mexicano Beto Ávila, el panameño Héctor López y el venezolano Luis Aparicio.

Entonces, con una década de existencia, el que el Boricua, Roberto Clemente, bateara .311 con los Piratas de Pittsburgh en el 1956…me encausó a seguir más de cerca a los peloteros nacidos en Puerto Rico.

En el 1958, cuando mi compueblano Orlando Cepeda, primera base de los Gigantes de San Francisco, copo honores como el «Mejor Novato de la Liga Nacional»…comencé a seguir, con mi mente aun permeada con toques de chamaquito, a dicho baluarte nacido en la isla originalmente posesión de Indios Tainos.

De vacaciones en mi tierra durante noviembre del 1959, estando parado en la esquina de la Calle Europa y Avenida Ponce de León en Santurce….vi por primera vez en mi vida en persona a Orlando Cepeda. Conducía a velocidad moderada un auto muy grande. Le grite, «Orlando.»

El miró hacia su izquierda donde yo estaba parado…me dio un saludo con su mano derecha al regalarme una sonrisa. Ese momento esta tatuado en mi mente hace ya casi 60 calendarios.

La próxima vez que le vi fue en el Parque Ernesto Juan Fonfrías de Bayamón, allá para noviembre del 1961, ofreciendo unas clínicas de béisbol auspiciadas por la Leche Fresca. Allí, alrededor de la segunda base, Orlando hablaba sobre el arte de batear y mencionó algo sobre los bateadores que les gusta adivinar los lanzamientos de los «pitchers» contrarios.

Siendo ya un «enfermo con amor hacia el béisbol» le dije, «Se de lo que usted habla. Joe Adcock (jonronero de los Bravos de Milwaukee) es ese tipo de bateador.»

En dichas clínicas Orlando participó con Luis «Tite» Arroyo, mejor relevista de la Liga Americana con los Yankees de Nueva York y Roberto Clemente con quien había compartido la «Triple Corona» de la Liga Nacional ofensivamente. Clemente bateo .351 y Orlando fue líder con 46 jonrones y 142 carreras impulsadas. Enorme logro ese para Puerto Rico y la América Latina.

Orlando se detuvo…como que se congeló…abrió sus ojos marcadamente y me preguntó, ¿»Como sabes eso?» Le respondí algo como, «Me gusta mucho el béisbol y llevo ya bastante tiempo leyendo sobre el mismo.»

La próxima vez que le vi fue en su hogar, creo que en la Urbanización Villa Rica en Bayamón. Eso fue allá tarde en el 1963, cuando desde la Universidad de Puerto Rico fui con mi amigo, Ramón Vilar Isern, a visitarle. Jamás olvido que su esposa, Annie Pino, le dijo, «Orlando, aquí hay dos jóvenes que te han venido a visitar». Y el ya establecido jonronero gustosamente compartió con nosotros por más de una hora.

En una ocasión en entrevista por WAPA-Radio en San Juan ante la presencia del mutuo amigo y comentarista ya fenecido Terry García, recordó Orlando, «Así fue y desde entonces descubrí el amor de Luis con relación al béisbol y a las Grandes Ligas.»

En su historial en las Mayores (1958-1974), Orlando lucio las franelas de los Gigantes de San Francisco, Cardenales de San Luis, Bravos de Atlanta, Atléticos de Oakland, Medias Rojas de Boston y Reales de Kansas City. De por vida logro promedio ofensivo de .297 con 379 jonrones. 417 dobles, 27 triples, 1131 carreras anotadas y 1365 impulsadas. De sus 2351 imparables 35% fueron de extra bases (dobles, triples y jonrones).

Entre sus premiaciones encontramos: 1958-Mejor Novato Liga Nacional con San Francisco….1967-Jugador Más Valioso Liga Nacional con San Luis…1973-Primer y Mejor Bateador Designado en la historia de la Liga Americana.

En San Francisco los Gigantes retiraron su número 30…es miembro del Salón de la Fama de la Bahía (San Francisco-Oakland) y goza de una estatua en su honor en las afueras del Oracle Park, hogar del equipo.

El veterano de 11 Juegos de Estrellas por la Liga Nacional y miembro de los Cardenales de San Luis, campeones de la Serie Mundial 1967….abrazo la filosofía del Budismo en el 1983. En el presente es asesor de la alta gerencia de los Gigantes, posición que ha compartido con inmortales figuras como Willie Mays, Juan Marichal y el fenecido Willie McCovey.

Un día en febrero del 2018, saliendo del Campo de Golf Rancho Solano, en Fairfield, California, sufrió una caída posteriormente indicando los galenos que fue producto de un ataque del corazón.

Me dolió, una vez más, el alma pues para la próxima exaltación de valores al Salón de la Fama en Cooperstown, Nueva York, este próximo 21 de julio, por segundo acto consecutivo Orlando no estará presente, según comunicado de prensa de la entidad.

Llevo ya unos tres días escuchando grabaciones con Orlando Cepeda que datan del 1970. Son parte de mi historial beisbolero-periodístico y con cada una de ellas me remonto a un precioso pasado.

Como todo ser humano….Orlando ha disfrutado de su vida. Como todo ser humano….Orlando ha experimentado sufrimientos al igual que momentos de suma alegría. Para eso, en gran parte, fue que Dios nos ha dado vida….para crecer espiritualmente a base de nuestras experiencias.

He sido afortunado, entre otras cosas, por haber conocido y compartido con tantas figuras gigantes del béisbol de Grandes Ligas en este viaje ya durante 50 de mis 73 calendarios.

Pero, particularmente, por lo aprendido de figuras como el fenecido Roberto Clemente y Orlando Cepeda. A los dos he respetado y querido por igual. De ambos aprendí sobre la vida y el juego que millones y millones de fanáticos aman a nivel internacional.

¡Roberto se fue hacia su Hogar Celestial en el 1972! Orlando Cepeda sigue con nosotros. Todos los días pido que Dios le bendiga y lo cuide. En Ponce, Puerto Rico, el 26 de enero del 2019….le envié ese mensaje a Orlando vía su hermano del alma…el glorioso pelotero que fue, orgullo de Cuba, Tany Pérez.

Si la memoria no me es infiel…no veo a Orlando Cepeda en persona desde su exaltación al Salón de la Fama del Béisbol el 1999, estando allí como parte del elenco de los Texas Rangers para un partido de exhibición frente a los Reales de Kansas City.

¡No sé cómo mas manipular mis palabras en este momento!

Por siempre, vive en mi mente Orlando Cepeda como una inspiración desde hace unos 61 calendarios. Fuerzas foráneas llenas de envidia, habrán tratado de entorpecer lo que por el he sentido como persona…pero soy sincero conmigo mismo y a la postre, con Dios en mente…..le recuerdo como un pelotero y una persona….que me inspira…que me sirvió de guía positiva desde mis tiempos como chamaquito y como un hombre de unas dimensiones muy dinámicas e impactantes.

¡»Chuchoooo»….»Peruchoooo»…que lo pases bien bonito siempre!

¡Ante Dios…un abrazo!

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