Gehrig y Clemente no fueron seleccionados de la misma forma

Muchas veces he leído y oído que Lou Gehrig y Roberto Clemente fueron seleccionados al Salón de la Fama del Béisbol de igual forma pero están lejos de la verdad.

En la primera lección ocurrida en 1936, se les permitió a los periodistas votar por jugadores activos y Gehrig obtuvo 22.6%. De aquí en adelante se instruyó a los periodistas que votaran solamente por jugadores retirados.

En julio de 1939, un mes después de celebrada la primera exaltación en Cooperstown, Gehrig anunció su retiro por haber contraído esclerosis lateral amiotrófica degenerativa, un padecimiento que luego se conocería como «Lou Gehrig Disease».

Cinco meses luego, 7 de diciembre, se celebraron las reuniones de invierno de los equipos de grandes ligas en la ciudad de Cincinnati. También asistieron los miembros de la Asociación de Periodistas del Béisbol y en una de sus sesiones, se discutió el caso de Gehrig y decidieron no someterlo al proceso de votación escrita, seleccionándolo al Salón de la Fama por aclamación. Nadie se atrevió oponerse y fue unánime. 

En el caso de Clemente, la Junta de Directores del Salón de la Fama del Béisbol omitió la regla de espera de cinco años, establecida en 1956 y contrario a Gehrig, fue a elección. Tres meses después de su muerte, 20 de marzo de 1973, los periodistas votaron y el Astro Boricua obtuvo 393 de 420 votos para un 93.6%. Los que votaron en contra indicaron que se oponían a que Clemente no cumpliera con la regla de espera de cinco años.

Hay otro caso parecido y es el de Casey Stengel.  El exitoso dirigente se retiró en 1965 y al siguiente año fue electo por el Comité de Veteranos.  Stengel estaba precario de salud y no lo hicieron esperar los cinco años reglamentarios.

Eso deja a Roberto Clemente como el único jugador que no tuvo que esperar los cinco años reglamentario para ser considerado por la Asociación de Escritores del Béisbol de América.  La selección de Gehrig fue a viva voz y la de Stengel la realizó el Comité de Veteranos.

Fuente: Induction Day at Cooperstown por Dennis Corcoran.

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