Mis memorias del glorioso Willie Mays

Willie Mays poseía habilidades, hasta cierto punto, con toques de incredulidad en eso de jugar beisbol. Fue un gran bateador…un gran fildeador…la fortaleza y precisión de sus tiros eran admirables, su poder jonroneril era asombroso…su ligereza corriendo estaba fuera de liga…era un pelotero atrevido y muy inteligente entre las líneas de cal.

Su amigo que jugo con el con los Gigantes de San Francisco, el miembro del Salón de la Fama del Beisbol en Cooperstown, Nueva York, entre las jornadas 1958 y 1966, Orlando Cepeda… me comentó hace más de cuarentena temporadas algo como, «Willie era tan bueno que si viene uno a superarlo…tendrá que venir de otro planeta.»

Su colorido jugando pelota era un don de Dios…su entusiasmo era típico de un «chiquitín» abriendo sus regalos temprano un «Dia de Navidad»…en el fildeo proyectaba exuberancia genuina y sus actitudes en el terreno de juego poseían toques de maravilla.

No tuve la dicha de verle en persona durante sus días de gloria…pero por unas quince anualidades le seguí, con dotes de religiosidad, por los medios de comunicación. Sin embargo, durante sus últimas cuatro temporadas le vi, tal vez, una decena de veces…aunque por razones obvias ya no era el gran «peloterazo».

Willie militó en las Grandes Ligas entre el 1951 y 1973 con los Gigantes de Nueva York-San Francisco y con los Mets de Nueva York…o sea, durante 24 temporadas.

Nació el miércoles, 6 de mayo en el 1931, en Westfield, Alabama, a unas 203 millas al norte de Mobile. Esa era «tierra marcadamente racista» con seres humanos de piel Negra en aquel entonces. Por lo tanto, para Willie y su familia existía una guerra racial en contra de su gente.

Al respecto, manifestó Willie en el 2020, «Mi familia se encargó de mí y se ocupó de que yo estuviese en la casa temprano todas las noches. Nunca tuve problemas. Mi padre se preocupó para que yo no hiciera cosa mala alguna.»

En su carrera, entre otros logros, encontramos que vio acción en 3005 juegos…bateando al ritmo de .301 con 660 jonrones, 2068 carreras anotadas, otras 1909 impulsadas y 338 bases robadas.

A eso le sumamos que de sus 3293 imparables…525 fueron dobles, 141 triples y 660 jonrones. Por lo tanto, en su historial, 40% de sus batazos fueron de extrabases. En el 1951 fue el «Novato del Año» de la Liga Nacional y tanto en el 1954 como en el 1965, «Jugador Mas Valioso». Defensivamente ganó 12 «Guantes de Oro» y representó a su liga en 24 «Juegos de Estrellas».  En 1954 fue campeón bate con promedio de .345 y en el 1971 fue honrado con el «Premio Roberto Clemente» por la Oficina del Comisionado, Bowie K. Kuhn.

(Antes de fallecer el excelente pelotero que fue el «Boricua» Roberto Clemente en 1972, la premiación que lleva su nombre era conocida como el «Trofeo del Comisionado».)

El número de su uniforme (24) está retirada por los Gigantes.  En las afueras del Oracle Park en San Francisco una estatua honra su legado y al Salón de la Fama del Beisbol fue exaltado en el 1979 con una aceptación de 94.7% de parte de los votantes elegibles miembros de la Asociación de Escritores de Beisbol de América.

Hace pocos días, según narra el respetado colega Bob Costas, se hará público el diploma de graduación de Willie Mays de la Escuela Superior Fairfield en Alabama y que data del 1950, por un medio identificado como NFT («Tokens» no fungibles como activos digitales únicos, cifrados y vinculados a la cadena de bloques. Estos no pueden ser intercambiados por otros…debido a su naturaleza única e irrepetible.)

Igualmente se dio a conocer que siendo estudiante se veía trabajando en un «laundry» limpiando, aplicando tintes y planchando ropa para ganarse en pan de cada día.

Otra información interesante es que para el 1950 en Alabama, se le permitía a jóvenes «Blancos» seleccionar sus profesiones, los jóvenes «Negros» no tenían ese derecho.

Durante sus días en la escuela superior, Willie fue considerado el mejor pelotero, el mejor baloncelista y el mejor futbolista del Estado de Alabama.

En cuanto a las habilidades peloteriles de Willie, un buscatalentos indico que tenia los mejores reflejos y la mejor coordinación que había visto en mucho tiempo.

Un periódico describió a Willie como un posible «Joe DiMaggio de piel oscura».

Hace poco tiempo, Willie dijo, «Pienso que lo que sea que uno haga…hay que hacerlo lo mejor que uno pueda. Tomé limpiar a planchar ropa con seriedad…y fui bueno haciéndolo. Solamente quiero que el joven que sea haga lo mejor que pueda en lo que decida hacer. Yo decidí jugar pelota.»

En el plano personal, temprano y tarde en la década de los 1970, Willie Mays me trató crudamente al intentar, con mi respetuosa forma de ser, de entrevistarle. Me gritó la primera vez en Pittsburgh y estando a mi lado José Antonio Pagán, entonces adiestrador de los Piratas, en el Shea Stadium de Nueva York (donde Willie era adiestrador de los Mets) repitió la historia al preguntarme, de manera cruda e indebida, que cuánto dinero le iba a pagar.

Eso me dolió mucho…pero «tragué» en silencio.

Un día jugando su equipo durante un entrenamiento primaveral en Bayamón, Puerto Rico, estando Willie dirigiendo interinamente a los Mets de Nueva York, Guillermo Montañez le pidió con respeto que me concediera una entrevista. La logré…duro un buen rato…le di las gracias y en silencio sentí mucha alegría. Dicha entrevista está en mis archivos.

Desde aquel entonces trato de analizar, en todo lo que pueda cuando sea aplicable, el ambiente social en el crecimiento de cualquier ser humano…sus sufrimientos…su educación en el hogar…su creencia religiosa y su educación formal. Así, entonces, se me hace mucho más fácil aceptar a cualquier ser humano de la forma que sea y no sorprenderme por su comportamiento.

Dos veces más, durante la década de los 1990, estuve de frente a Willie Mays y me trató con decoro antes de «juegos interligas» entre San Francisco y la novena con la cual este servidor trabajaba… los Rangers de Texas.

Willie Mays ya tiene 90 anualidades de vida. Reside, creo que en Atherton, California, a unas 29 millas al sureste de San Francisco.

Se rumora que, probablemente, está padeciendo de su visión.

A Dios las gracias le doy por haberme permitido cruzar caminos, aunque brevemente, con Willie Mays…el extraordinario pelotero que fue.

Le respeto como un icono…una inspiración para millones de fanáticos del beisbol a nivel internacional…un ejemplo a ser emulado que con paciencia en su plano personal superó el cáncer social del racismo y también por sus simples…pero profundas a la vez…filosofías de vida.

(FOTOS)—-Willie Mays con el legendario lanzador «Boricua» en el 1954 con los Gigantes de Nueva York…Rubén Gómez. A la derecha, Willie Mays con el miembro del Salón de la Fama del Beisbol de Grandes Ligas, Orlando Cepeda, en el 1958 con los Gigantes de San Francisco. (Primera foto archivo de Luis Rodríguez-Mayoral…la segunda cortesía de Orlando Cepeda.)

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