Roberto Clemente: «Si yo fuera presidente de Estados Unidos…»

Roberto Clemente fue un ser humano tan extraordinario que su legado trasciende las estadísticas. Más allá de sus logros en el terreno, su impacto en la comunidad y su compromiso con la ayuda humanitaria lo convierten en una figura icónica en la historia del deporte y en un modelo a seguir.

Este pasaje que voy a compartir con ustedes es uno de los muchos ejemplos de su personalidad. Fue tomado del maravilloso libro escrito por David Maraniss, «Clemente, la pasión y el carisma del último héroe del béisbol».  El mismo nos da una idea de lo profundo que era en sus pensamientos.

Cada año, se obsequiaba un automóvil al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial. En 1971, el ganador fue Roberto Clemente, y la ceremonia de premiación se llevó a cabo en el animado restaurante Mama Leone de la ciudad de Nueva York. El ambiente estaba cargado de emoción y anticipación.  En este memorable acontecimiento, a Roberto le aguardaba un regalo muy especial: un clásico Dodge Charger del año 1971 (foto arriba).

En su mensaje de aceptación, Roberto dijo varias cosas sumamente interesantes, pero me llamó mucho la atención lo siguiente: «No basta ir a un campamento de verano y tener uno o dos instructores por un tiempo y luego volver a casa y olvidarse de todos.  Uno visita una ciudad deportiva que tiene gente como Mays, Mantle y Williams y los niños nunca lo olvidaran.  Siento que los Estados Unidos deberían hacer algo como esto en todas partes.  Si yo fuera el presidente de los Estados Unidos, construiría ciudades deportivas y metería allí a niños de todas las clases.  Lo que queremos hacer es intercambiar niños con todas las ciudades de los Estados Unidos y mostrarles a todos los niños como vivir y jugar con otros niños. Ye he estado yendo a diferentes ciudades, a diferentes barrios.  Me reúno con niños y les hablo de la importancia de los deportes, de la importancia de ser buenos ciudadanos, de la importancia de respetar a su madre y a su padre.  Me gusta reunirme con los padres y los hijos y hablarles.  Luego vamos al terreno y les muestro algunas técnicas para jugar béisbol».[1]

Roberto creía en la promoción de los deportes como una herramienta para inculcar valores y construir un sentido de comunidad entre los niños de los Estados Unidos.

Por eso es cuando hablamos de Roberto Clemente, no solo fue un gran jugador de béisbol, sino un ser humano excepcional que dejó una huella profunda en el deporte y en la lucha por un mundo más justo y solidario.


[1] Clemente, la pasión y el carisma del último héroe del béisbol por David Maraniss (página 305).

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