Eddie Olivares: dedicado pelotero y gran ser humano

La fecha…lunes, 17 de abril del 1961…escenario beisbolero, el Parque Sixto Escobar en San Juan, Puerto Rico…juego de la Liga Internacional AAA entre Toronto y los Marlins de San Juan.
Este que escribe tenía 15 anualidades de vida y llevaba ya una década padeciendo de una «fiebre beisbolera» incurable hasta el presente.
Los Marlins de San Juan vencieron a los representantes de Toronto 4 carreras por 0 en presencia de 6627 fanáticos. Lo que más me captó la atención fue que del equipo, sucursal de los Cardenales de San Luis, vestían el uniforme tres «Boricuas» que yo recuerde: El receptor Reinaldo «Pochy» Oliver…el jugador del cuadro Julio «Yuyin» Gotay…y el también jugador del cuadro Eddie Olivares.
En ese equipo, además, se encontraban otros tres peloteros que a la postre se destacaron en las Grandes Ligas, principalmente con San Luis…el gran receptor que fue Tim McCarver… el muy eficiente jardinero corto Dal Maxvill y el lanzador derecho Ray Washburn.
Rápidamente me identifique con Eddie pues de los tres «Boricuas» tenía más poder jonroneril.
Así fue que por vez primera en mi vida supe de Eddie Oliveras…habiéndome criado fuera de Puerto Rico.
Esa jornada con los Marlins de San Juan (luego con base en Charleston, West Virginia), Eddie bateo al son de .278 con 16 jonrones y 56 impulsadas en 91 juegos.
La salida del equipo de San Juan se debió a la poca asistencia, pues en sus primeros 15 juegos promediaron solamente 1717 fanáticos pagando. El propietario del equipo fue Bill McDonald y justamente un mes del primer partido en San Juan…el 17 de mayo del 1961…vino la reubicación del equipo Marlins.
El respetado amigo, Dr. Carlos Pedro Ithier Montañez («Gotay’) recordó hace un par de días, «Yo era aún bien joven, pero mi padre (Vidu) me ha relatado que desde esos tiempos en Mayagüez…muchísimos fanáticos tenían cifradas sus esperanzas en el futuro de Eddie en el beisbol.»
Entre el 1957 y el 1966, Eddie militó en las Ligas Menores en los Estados Unidos con equipos afiliados a Philadelphia, San Luis, Houston, Minnesota y Detroit. En las categorías B, C, D, AA y AAA, el bateador derecho en 914 juegos castigó la pelotita blanca al son de .277 con 503 carreras anotadas, 145 dobles, 19 triples y 140 jonrones. De sus 871 imparables un total de 304 fueron de extrabases (dobles, triples y jonrones) para un productivo 35%.
Habiendo nacido Eddie Olivares en Mayagüez, Puerto Rico, el 5 de noviembre del 1938, contando con 21 anualidades y 316 días de vida…en San Luis el viernes, 16 de septiembre del 1960, había debutado en las Mayores en derrota de su equipo frente a San Francisco 6 carreras por 2.
Esa fecha, en la historia de Mayagüez, dicta que Eddie fue el primer pelotero en la historia de la «Ciudad de las Aguas Puras» en jugar en el «Mejor Beisbol del Mundo.»
En ese juego Eddie no logró imparable frente al lanzador derecho Bob Grim y en la séptima entrada en su primer turno al bate saboreó un ponche en su primer turno al bate.
Su último juego en las Mayores fue con San Luis frente a los Bravos de Milwaukee, quienes como locales vencieron 9 carreras por 2. En la octava entrada entro al juego por su amigo y mentor, el legendario Stan Musial, para defender el jardín izquierdo y no consumió turnos al bate. La fecha de ese encuentro fue el martes, 26 de septiembre del 1961.
Tanto en el 1960 como en el 1961…Eddie Olivares solamente vio acción en las Mayores con San Luis en 24 juegos…bateando .143 sin cometer errores defensivos.
Con relación al beisbol profesional en Puerto Rico…Jorge Colón Delgado, el Historiador Oficial de la Liga Roberto Clemente, revela que Eddie entre las jornadas 1958-1959 y 1967-68, militó con los equipos Mayagüez, Ponce, San Juan y Arecibo. Siendo bateador derecho de 5 pies y 11 pulgadas de estatura con un peso de 180 libras, Eddie bateó .220 con 118 carreras anotadas…42 dobles…8 triples…28 jonrones y 165 carreras impulsadas.
Estando nuestras vidas a destiempo con relación a nuestras ubicaciones residenciales, en efecto tuve el enorme placer de conocer a Eddie allá para las décadas de los 1970-1980, si la memoria no me es infiel, cuando él era «coach-adiestrador» de los Indios de Mayagüez y me percaté que era una persona amable, de buen verbo y que amaba su vida peloteril.
Uno que lo conoció mucho mejor que este servidor, el Dr. Ithier Montañez («Gotay»), me relató hace un par de días, «Eddie era respetado y querido en Mayagüez, en San German donde falleció, en pueblos limítrofes…en todo Puerto Rico. Recuerdo que fue un bateador de fuerza que bateaba mucho para la banda izquierda…un «pull hitter» como se dice en inglés.»
«Eddie disfrutaba mucho ayudar a jóvenes con aspiraciones para sobresalir en el beisbol. Era un gran mentor…a mi hermano, Pedro Luis Ithier, lo ayudó…lo aconsejó y pudo llegar al profesionalismo (1975-1978) con las organizaciones de Cleveland, Pittsburgh y Seattle como jugador del cuadro interior. En sus 305 juegos en las Ligas Menores bateo al son de .247.
«Eddie y Milton Ramírez (quien jugo en las Mayores con San Luis y Oakland…(1970-1971 y 1979) eran amigos y seguidores del hipismo. Recuerdo que se reunían en el «Barrio Dulces Labios»…en la Agencia Hipica 776 de Dimas Carlo y allí pasaban las horas como dos solidos amigos durante muchos días de carreras.
«Una amistad que siempre admiré fue la del glorioso baloncelista de San German e intelectual de Puerto Rico, Armandito Torres Ramírez y Eddie Olivares…en silencio en los encuentros que en ocasiones presencie pude ver a dos nobles amigos disfrutando conversaciones.»
Acá…a la distancia en Texas…en mi mente…las palabras de «Gotay» me pintan un cuadro de dos hombres de buena voluntad…amigos…hermanos…repletos de entendimiento y felicidad…compartiendo, como siempre han sido los deseos de Dios para con la humanidad.
Cuando del fallecimiento de Eddie Olivares me enteré le encomendé su alma a Dios y en silencio le di las gracias por las alegrías que me brindó cuando se ganaba el pan de cada día entre las líneas de cal y este servidor era ya un adolescente con «fiebre incurable» del juego de pelota.
Este ensayo ha sido mi humilde y sincero homenaje póstumo a Eddie Olivares Balzac.

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