Este reconocimiento póstumo a Bob Leith es prueba de mi pensamiento de que todos somos «Hijos de Dios» y «Ciudadanos del Mundo».
Nació el respetado amigo de más de medio siglo, el 27 de junio del 1923, en Lowell, Massachusetts, hijo de Mary Lavin y el inspector de inmigración de los Estados Unidos en Puerto Rico, Robert John Leith.
Contando con seis anualidades de vida, relata la dama Babiana Hernández Suarez, el padre de Bob fue trasladado a San Juan, Puerto Rico, para continuar sus labores. Así pues, Bob comenzó una conexión de por vida con la localidad de Puerta de Tierra en la antes mencionada ciudad capital.
Cursó estudios en el Colegio San Agustín en dicha localidad. Tras su graduación regreso a los Estados Unidos para continuar sus estudios pero la Segunda Guerra Mundial requirió que sirviera militarmente a su país y lo hizo en la Guardia Costera.
Al finalizar el conflicto bélico regresó a Puerto Rico y comenzó una muy exitosa carrera en el mundo de las transportaciones marítimas de vital importancia para el bienestar de Puerto Rico. ¡En ese campo, Bob se convirtió en una leyenda!
Además, informa Hernández Suarez, Bob fundó una entidad, con su nombre, de camiones y furgones frigoríficos. Igualmente, se convirtió en agente de transporte marítimo de distintas entidades para el beneficio de la Isla al expandir rutas hacia Puerto Rico desde Florida y Texas.
Bob estuvo casado con la dama Boricua…Belén de Bari Pérez Rosado y enviudo tras 56 anualidades de matrimonio. Fueron padres de Bobby, Myra y Kathy.
Puerto Rico, además, se benefició con Bob en muchos aspectos de la vida. El poseía una personalidad positivamente contagiosa y de él emanaban deseos de servirle a la Isla en misiones sociales y deportivas.
Entre otras contribuciones, Bob jamás olvidó sus días en la Guardia Costera, colaboró con esa rama militar y recibió el grado como «Almirante Honorario del Coast Guard» en Puerto Rico. Además, presidio la «Cámara de Comercio de Puerto Rico» en varias ocasiones y fue socio fundador del «Pabellón de la Fama del Deporte de Puerto Rico.»
Recuerdo haber visto por vez primera en mi vida a Bob Leith tirando la primera bola de un campeonato peloteril infantil en el cual participé en el Fuerte Buchanan, en las afueras de San Juan, allá para el 1954 o 1955.
Luego, su muy buena relación con Roberto Clemente me permitió conocerle personalmente tarde en los 1960 y mis amistades con su hija Myra y esposo Lennie Coe, al igual que su hijo Bobby, me propiciaron, humildemente, poder llamarle buen amigo.
Bob amaba el beisbol desde pequeño. Fue cargabates de la novena White Star cuando esta se midió al Camden en el primer partido celebrado en el Estadio Escambrón (luego Sixto Escobar) el 12 de noviembre de 1932. Participó en infinidad de intervenciones deportivas radiales y televisadas en la Isla. Fue propietario de los Senadores de San Juan cuando ganaron el campeonato de 1960-61 con el dirigente Luman Harris. Algunos de los integrantes de esta novena fueron Roberto Clemente, José «Palillo» Santiago, Carlos Bernier, Nino Escalera, German Rivera, Marcial Allen, Joe Montalvo y Luis»Tite» Arroyo.
Leith me indicó en una ocasión que «Los juegos se transmitían en los dos idiomas. Por cosas del destino logré que Phil Rizzuto diera sus primeros pasos en la narración luego de su retiro de los Yankees de Nueva York. O sea, su debut en las narraciones lo hizo en San Juan.»
(NOTA: Rizzuto fue estelar jardinero corto de los Yankees (1941-1956) y luego narrador de sus juegos durante 40 anualidades. En el 1994 fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol en Cooperstown, Nueva York.)
El domingo, 30 de enero del 1972, desayuné con Bob en el hogar de Roberto Clemente horas antes del gran pelotero Boricua viajar a la ciudad de Nueva York para recibir el premio como «Jugador Mas Valioso» de la Serie Mundial ganada por los Piratas en el 1971.
La última vez que Dios me regalo el honor de compartir con Bob en persona fue el domingo,13 de octubre del 2013, al recibir este servidor el máximo honor que el deporte Boricua le otorga a sus servidores…ser miembro del Pabellón de la Fama del Deporte de Puerto Rico.
Bob era entonces el presidente de dicha entidad y lo fue hasta su retiro hace pocos meses.
Que en paz repose, Bob…a la diestra de nuestro Dios. Abrazo espiritual y en sencillez te manifiesto espiritualmente, «Gracias por tu amistad…tu misión en vida fue gallardamente muy bien cumplida.»
Sin connotaciones políticas algunas y respetando el sentir del ser humano que sea…pienso que se puede «hacer patria» sin haber nacido en la misma…viviendo y sirviendo como lo hizo Bob Leith con su querido Puerto Rico.
Finalizando este ensayo, recibimos llamada de José Julián Álvarez, Director General del Pabellon (gracias a Manuel Charbonier, oficial de la entidad) y manifestó, «Bob fue una leyenda en el deporte de Puerto Rico y como miembro fundador del Pabellón, fue su muy eficiente presidente hasta hace pocos meses y por motivos naturales (contaba ya con 98 anualidades de vida) hizo su transición ayer (23 de noviembre) hacia la diestra de Dios.»
«Su hija, Kathy, me informó que falleció a eso de las 6:40 de la tarde en su hogar en un condominio en la Urbanización Torrimar en la municipalidad de Guaynabo. Su partida fue muy pacífica.»
En mi apreciación Bob Leith se entregó, acertadamente, en la búsqueda de un mejor futuro para Puerto Rico y sus ciudadanos. Lo hizo con un ferviente e indomable espíritu.
La educación…las artes…los deportes unen a la humanidad mucho más que otras manifestaciones humanas.
Creo en ser «Hijo de Dios» y «Ciudadano del Mundo» primero. Así interpreto la vida de Bob Leith con relación a su amor por Puerto Rico.
(FOTO)—Durante conferencia de prensa en el Club Náutico de San Juan, Puerto Rico, en octubre del 2013, del Pabellón de la Fama del Deporte de Puerto Rico y sus nuevos exaltados, vemos de izquierda a derecha a Luis Rodríguez-Mayoral, el presidente de la entidad, Bob Leith, el otrora pelotero de Grandes Ligas, Carlos Baerga y el director general de la entidad, José Julián Álvarez. (Foto cortesía de Lou Alers,)