La valoración en las tarjetas de novato

Fernando Tatis Jr. RC (colleción personal)

Hace algún tiempo conversaba con un amigo coleccionista, acerca de los recientes y súbitos cambios en el mercado de tarjetas de novatos.  En aquel momento comencé una reflexión, la cual quiero compartir con todos ustedes.  En aquella ocasión, dialogamos sobre el aumento en el valor de algunas tarjetas de novatos de jugadores que el año pasado debutaron en las Grandes Ligas como son los prospectos:  Ronald Acuña (Bravos de Atlanta), Ozzie Albies (Bravos de Atlanta), Juan Soto (Nacionales de Washington), Vladimir Guerrero Jr. (Toronto Blue Jays), Fernando Tatis Jr. (San Diego Padres), Yordan Álvarez (Houston Astros), Bo Bichette (Toronto Blue Jays), entre otras grandes promesas del béisbol.  La primera impresión que llegó a mi mente mientras conversaba era la moraleja intrínseca que nos relata el viejo refrán: “En el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey…”.  Mi contención surge ante el comportamiento que he observado en las redes sociales y otros portales sobre coleccionismo con relación al frenesí que se suscita por adquirir la tarjeta de novato de algún jugador del momento, máxime si se ha identificado que la misma tiene una versión paralela o variación limitada conocida como “short print”.  Vale la pena recordar, que según expresamos en el artículo anterior Desde el mirador próspero:  Una vista panorámica de las tarjetas de novato, la tarjeta de novato de un jugador es aquella primera impresión de un jugador en un conjunto regular según los criterios previamente comentados.[1]  A nuestro juicio, la tarjeta de novato es la más importante en la carrera de un jugador, no solo porqué tiende a reflejar la primera impresión que tiene la industria del béisbol sobre esté, sino que también suele ser la más valiosa.  En esta ocasión digo suele y no lo aseveró porque contrario a décadas anteriores la volatilidad en el valor de las tarjetas de novato es muy alta y dependen de una serie de factores adicionales que aludiremos más adelante.  En los años de antaño, la tarjeta de novato de un jugador era considerada como una inversión a largo plazo, ya que su valor era sostenido principalmente por las ejecutorias del atleta a lo largo de su carrera.[2]  Por ello, era muy común que el coleccionista adquiriese las mismas en una etapa avanzada de la carrera del jugador.  Sin embargo, en la actualidad esa tendencia se ha revertido, ya que los coleccionistas prefieren comprar las mismas desde el momento en que salen al mercado; sin conocer si finalmente el jugador se establecerá en el gran circo.  Quizás, una de las razones para el cambio de la tendencia se deba a que valor de las tarjetas de novatos, no depende exclusivamente de las hazañas del pelotero en el diamante y suele ser complementado por otras externalidades del mercado como las siguientes: 1) las condiciones establecidas por las compañías productoras de tarjetas (ej. la existencia de cartas paralelas o variaciones, si es una carta de alta tecnología o “high end”, si es autografiada, si viene en un conjunto especial o “insert”, si es limitada, entre otras); 2) los contratos firmados entre las compañías de tarjetas y los jugadores; 3) los convenios colectivos entre las Grandes Ligas y la Asociación de Jugadores, 4) las condiciones de licenciamiento de las Grandes Ligas y las compañías productoras de tarjetas; 5) las expectativas de los coleccionistas; 6) la paulatina sustitución de los coleccionistas tradicionales por inversionistas de tarjetas; 7) otras condiciones del mercado.


Barry Bonds XRC (Colección Personal )

En nuestros días, no se sostiene la premisa de que la tarjeta regular de novato siempre será la carta más valiosa en la carrera de un jugador.  Esta premisa era una aseveración absolutamente correcta en los inicios de la era moderna en el mercadeo de las tarjetas de béisbol debido a que la principal empresa productora de tarjetas, la Topps Chewing Gum mantuvo controlada la cantidad de productos que estaban disponibles al público.[3]  Sumado a ello, el mercadeo del béisbol a través de las grandes cadenas de televisión, radio y prensa aún mostraba un alcance limitado.  Además, en aquellos años la distribución de las tarjetas de béisbol mayormente se realizaba a través de grandes distribuidoras “dealers” y de tiendas especializadas de deportes en los Estados Unidos.  Es debido a las condiciones limitadas en el mercadeo del béisbol que era crucial para el incremento del valor de las tarjetas que el jugador mostrase una carrera sólida en el terreno de juego.  Sin embargo, partir de la década de los ochenta (80’), el mercado de las tarjetas de béisbol cambio dramáticamente debido a cuatro eventos en particular.  El primero de estos eventos fue la apertura en la concesión de licencias y permisos por parte de las Grandes Ligas y la Asociación de Jugadores para la producción, mercadeo y distribución de artículos promocionales.  En segundo lugar, la proliferación de marcas incorporadas.  Entre las marcas más reconocidas incorporadas se encuentran: 1) Fleer; 2) Donruss: 3) Upper Deck; 4) Score; 5) Bowman; 6) Pinnacle, 7) Leaf; 8) Opee Chee (Canadá).  Este evento de por sí trajo como consecuencia un aumento en la cantidad de tarjetas disponibles para los coleccionistas.  En tercer lugar, la implementación de los acuerdos alcanzados entre las empresas manufactureras de tarjetas con las grandes cadenas de negocios y tiendas al detal de los Estados Unidos.  Estos acuerdos tuvieron el efecto de promover que grandes cadenas de tiendas al detal como K-mart, Woolworth’s, Kay Bee Toys, Walgreens, entre otras vendiesen tarjetas de béisbol.  Igualmente, los emporios comerciales como la Sunoco, Burger King y Yohoo lograsen tener sus propias líneas de tarjetas para ser distribuidas entre sus clientes.  En cuarto lugar, se articuló una agresiva campaña en los medios de comunicación en las cuales los jugadores más populares comenzaron a promover otros artículos como: 1) calzado y vestimenta deportiva; 2) negocios de tienda al detal locales; 3) compañías de telecomunicaciones; 4) instituciones financieras, entre otros. 

El nuevo escenario creado a partir de los años ochenta (80’) y la recia competencia por acaparar el mercado de tarjetas de novatos, provocó que las compañías manufactureras desarrollasen productos más sofisticados que incluían mejoras sustanciales en la calidad de las fotos, de diseño, de materiales y el uso de tecnología de hologramas con el fin de hacer tarjetas más atractivas.  El efecto neto de dichas actividades fue que los coleccionistas se alejasen de los conjuntos regulares y en su lugar comenzaren a buscar aquellas tarjetas mejoradas o “premium” para sus colecciones.  Algunos de los ejemplos que mejor ilustran este cambio son:

  1. La introducción de barajitas paralelas. (Ej. Topps Gold, Score Rush, Collector Choice Signatures)
  2. La creación de nuevos productos en alta tecnología. (Ej. Finest, Sp, Bowman Best, Chrome, Triple Play, Studio, Stadium Club)
  3. El aumento en la producción de “inserts” (Ej. Topps Black Gold, Donruss Long Ball Leaders, Fleer All Star)
  4. La creación de tarjetas “insert” numerados cada vez en números menores. (Ej. Donruss Elite, Donruss Dominator, Sp Holowview, SPX)
  5. La creación de barajitas con pedazos de bate o memorabilia de un jugador.
  6. La creación de productos endosados (firmados) por los jugadores.

El desarrollo del mercadeo a partir del primer decenio de siglo XXI produjo nuevos avances tecnológicos que no solamente mejoraron la calidad de las tarjetas de béisbol, sino que trajo consigo nuevas condiciones de mercado que han tenido el efecto de propiciar una mayor volatilidad en el valor de las tarjetas de novatos.  Entre estos avances se encuentran:

  1. La proliferación de la autenticación o certificación para garantizar la condición de las barajitas. (grading en inglés)
  2. La proliferación de productos de liga menor. (Ej. Bowman Draft Pick, Topps Pro-Debut, Topps Heritage, Rize, Leaf)
  3. El creciente número de jugadores que se promocionan como jugadores a ser super estrellas en el corto plazo y terminan siendo jugadores nominales en Grandes Ligas. (Ej. Rick Ankiel, Jayson Heyward, Kerry Wood, Mark Prior, Barry Zito, Shane Spencer, J.D. Drew, Drew Henson, Dexter Fowler, Michael Wacha, Joba Chamberlain)
  4. La globalización del juego ha producido que recientemente las compañías productoras de tarjetas hagan productos en los idiomas nativos de los jugadores que acaparan la atención de los coleccionistas. (Ej. Ichiro Suzuki, Hideki Matsui)
  5. Un segundo efecto de la globalización ha sido la creación del Clásico Mundial de Béisbol y la popularidad de las tarjetas asociadas al evento. (Ej. José Abreu, Shongei Othani, Yuli Gourriel)
  6. La utilización más común de las variaciones y de tarjetas de edición limitada. (short print en inglés) Ej. (Bryce Harper, Kris Bryant, Stephen Stratsburg, Byron Buxton, Carlos Correa)
  7. La proliferación de barajitas en demanda que han cambiado la faz del juego atrayendo el uso de barajitas para conmemorar eventos importantes del juego.  (Ej. Topps Now)

Las circunstancias antes mencionadas han cambiado las tendencias en el coleccionismo de las tarjetas de béisbol en los Estados Unidos. Ello ha provocado que cada vez más los coleccionistas sean más selectivos a la hora de adquirir las tarjetas de sus jugadores favoritos en particular las de novato.  Las tendencias antes mencionadas han cambiado sustancialmente la faz del coleccionismo de tarjetas de novato.  A su haber, todas las acciones ejecutadas por las compañías productoras de tarjetas tienen el efecto de provocar que cada vez los coleccionistas especulen sobre el futuro de los nuevos productos y decidan arriesgarse en adquirir tarjetas de jugadores que aún no han sido probados en el gran circo.  Nuevamente queda confirmado que en el mundo de los ciegos…


[1] Se puede obtener en el portal electrónico: https://beisbol101.com/desde-el-mirador-prospero-una-vista-panoramica-de-las-tarjetas-de-novato/

[2] Entre los coleccionistas es muy común el uso del vocablo “Vintage”, cuando se refieren a toda tarjeta que salió al mercado entre los años de 1948 al 1980.  Es curioso que se no se utiliza este vocablo con las tarjetas producidas a partir del año de 1981 en donde surgieron varias compañías para competir directamente con la compañía Topps Chewing Company.

[3] La era moderna en el mercadeo de tarjetas de béisbol se inició en el año 1948 hasta el presente según los expertos en coleccionismo.

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