Las Cosas por su Nombre (parte II)

Portada de The American Card Catalog. Edición de 1967.
Foto Obtenida del portal electrónico: https://www.amazon.com/American-Card-Catalog-Standard-Collected/dp/B0007DQ28E

En nuestro pasado artículo comentamos sobre parte de la historia de las tarjetas de béisbol durante el periodo conocido como la época Pre-Segunda Guerra Mundial.[1]  En dicha ocasión, establecimos que el mercado de tarjetas logró mayor prominencia a partir de la década de 1880 cuando las empresas tabacaleras comenzaron a producirlas.  La impresión de dichas tarjetas colaboró para consolidar la popularidad del juego e inmortalizar a figuras cimeras del pasatiempo nacional como Adrian “Cap” Hanson, Mike Kelly, Charles Comiskey, Cy Young, Harry Wright y Albert Spalding entre otras estrellas.  Sumado a ello, ilustramos que durante las primeras tres (3) décadas del siglo XX la forma de producción y distribución del mercado de tarjetas de béisbol cambio sustancialmente.  Ello se debió principalmente a dos razones fundamentales.  En primer lugar, a la caída de la industria tabacalera y la falta de materia prima que provocaron una reducción de la impresión de tarjetas por este sector.  Por el otro lado, se registró un notable aumento en la producción y distribución de tarjetas debido a que otras grandes empresas de entretenimiento, comunicaciones, goma de mascar y dulcerías irrumpieron en el mercado.[2]  Estos eventos en conjunción con el surgimiento de nuevas estrellas de la talla de  Ty Cobb, Walter Johnson, Honus Wagner, Nap Lajoie, Christy Mathewson y George Herman “Babe” Ruth le insuflaron nuevos bríos al pasatiempo nacional ante el escenario económico y social provocado tras la conclusión de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Gran Depresión.[3] 

Finalmente reconocimos algunas de las aportaciones que nos legó el primer historiador del coleccionismo Jefferson R. Burdick.[4]  Su obra “American Card Catalog”se considera pionera en su género y es considerada por especialistas como la Biblia de los coleccionistas.[5]  En síntesis, puede decirse que el legado de la obra de Burdick consiste en: 1) crear un sistema de clasificación de las tarjetas de la era pre Segunda Guerra Mundial; 2) establecer el inventario de las tarjetas conocidas en los Estados Unidos desde mediados del siglo XIX hasta el momento de publicación de la obra; 3) establecer el primer sistema de valoración de las tarjetas hasta el momento de publicación de la obra.  Vale la pena destacar sobre esta última aportación que Burdick prefirió mantener una baja valoración en el precio de las tarjetas en el mercado.[6]  De acuerdo con los especialistas que estudiaron su obra esto se debió a dos preocupaciones principales.  En primer lugar, porque por encima de todo este entendía que el papel de los coleccionistas era preservar la integridad histórica del béisbol.  En segundo lugar, este pretendió que los precios de las tarjetas se mantuviesen asequibles a la población para así evitar la especulación y el inversionismo como habría sucedido con los pasatiempos de la filatelia y la numismática.[7]  Eventualmente, otra de las aportaciones medulares hechas por Jefferson R. Burdick fue la donación de su colección de tarjetas y piezas de colección al Museo Metropolitano de la ciudad de Nueva York.[8]

Reprint del Conjunto Goudey de 1933.
Foto Colección Personal

Los efectos de las aportaciones de Burdick en el ámbito del coleccionismo no se hicieron esperar.  A pesar de que el “American Card Catalog” fue impreso en cantidades limitadas su divulgación en la comunidad de fanáticos y coleccionistas del béisbol resultó ser impactante.[9]  El efecto principal de la obra de Burdick fue que ayudó a concientizar a toda una generación de fanáticos del béisbol sobre la importancia de preservar la historia a través del coleccionismo.[10]  En adición, tuvo el efecto de infundir en estos grupos de fanáticos del béisbol un ímpetu renovado que los llevaría a buscar y adquirir todo tipo de memorabilia relacionada con el pasatiempo nacional.  Eventualmente, ello tuvo como consecuencia que en ocasiones grupos de coleccionistas y pequeñas empresas se dieran a la tarea de reproducir las tarjetas descritas con fines lucrativos y promocionales.[11]  No obstante, dicha conducta no fue emulada por las compañías productoras de tarjetas que reanudaron la producción una vez concluida la Segunda Guerra Mundial.

Fleer 1961
Foto Colección Personal

Vale la pena recordar, que los años que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial representaron una época dorada para el pasatiempo nacional.  Durante esta época el regreso de los principales exponentes del juego tras servir en las fuerzas armadas, el inicio de la difusión de los juegos a través de la televisión y una nueva estratagema comercial en el mercado de tarjetas produjeron un renacimiento por las hazañas de las principales estrellas del juego.  El periodo que comprende los años de 1948 hasta el 1981 ha sido conceptualizado como la era moderna en el mercadeo de las tarjetas de béisbol.[12]  La era moderna en el mercadeo de las tarjetas de béisbol se caracterizó por ser un agresivo proceso de comercialización de las tarjetas que entre otras estrategias incluyó: 1) la contratación exclusiva de los jugadores de béisbol; 2) la experimentación de variaciones en el tamaño de las tarjetas; 3) la introducción de llamativos diseños de las tarjetas; y 4) la continuidad en la producción y distribución de las tarjetas.  A pesar de que este periodo estuvo matizado por la hegemonía de la Topps Chewing Gum Company, esta tuvo que rivalizar con una serie de empresas regionales que emplearon la estrategia de utilizar la nostalgia de las estrellas de la era de la Pre Segunda Guerra Mundial como gancho promocional.[13]  Esta estrategia no fue del todo nueva ya que en el año 1948 la empresa “Exhibit” produjo un conjunto en el cual todos los jugadores eran miembros del Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown.[14]  La misma estrategia fue replicada por la propia Topps Chewing Gum en el año 1951.  En ese año produjeron el conjunto “Topps Magic Photos” que incluía doscientas cincuenta y dos (252) fotografías que incluían personalidades de la ciencias, de otros deportes y el quehacer artístico.[15]  En la década de los sesenta (60’) la Fleer Corp. intentó incursionar en el mercado de tarjetas durante los años de 1960 y 1961 con el lanzamiento de dos (2) conjuntos que contaban con jugadores de la era Pre Segunda Guerra Mundial o miembros del Salón de la Fama.[16]  En el año 1962 la empresa Topps Chewing Gum ripostó con un subconjunto en honor a George Herman “Babe” Ruth para rememorar su carrera.[17]

1975 Fleer Pioneers of the Game.

 La década de los setenta (70’) tuvo ante sí otro hito en el cual la férrea competencia de las empresas de tarjetas produjo una nueva dosis en el empleo de jugadores del pasado para propósitos promocionales.  En el año 1973, la Topps Chewing Gum volvería a traer a “Babe” Ruth como la figura que encabezaría el conjunto de ese año y a otros miembros del Salón de la Fama como complemento para solidificar sus productos.[18]  En el año 1975, la Fleer Corp. lanzó al mercado el conjunto de Pioneers of Baseball, el cual constaba de veintiocho (28) tarjetas de jugadores estelares desde los inicios del béisbol profesional hasta las primeras décadas del siglo XX.[19]  A mediados de la década de los setenta (70’) la empresa TCMA se destacó por hacer lo propio con una serie de conjuntos que conmemoraban las gestas de los jugadores del pasado como lo fueron: TCMA’ the 30’s”, “1973-1979 All Time Greats”, “TCMA Renata Galasso 1977-1984”,  “TCMA 1927 New York Yankees”.[20]  Por su parte, la década de los ochenta (80’) fue testigo del lanzamiento de la nueva oferta de la Topps Company Inc., con el subconjunto “Turn Back the Clock” en la cual se conmemoraban gestas del pasado.  Otras empresas que trajeron las gestas de jugadores del pasado fue nuevamente la TCMA con las series “Greatest Hitters”, “Greatest Pitchers” y “Greatest Sluggers” entre otros conjuntos.[21]  En este periodo también incursionó la empresa de Larry Fritsch Cards LLC.  Esta empresa se destacaría como uno de los principales distribuidores de tarjetas, pero también crearía algunos de los conjuntos conmemorativos de las Ligas Negras, La Liga de Béisbol Profesional Femenina, los desaparecidos Bravos de Milwaukee entre otros.[22]  Además, en dicho decenio entró al mercado la empresa Pacific Trading Cards con su conjuntos de jugadores del pasado conocida como “Legends” y sobre la cinta “Eight Men Out”.[23]

Lo curioso de toda la historia que hemos comentado es que durante este periodo (1950-1980) en el mundo del coleccionismo se había acuñado el término “reprint” para denominartoda impresión de tarjetas que tuviese jugadores retirados o miembros del Salón de la Fama.  La realidad es que gran parte de estas tarjetas eran conmemorativas o “retro” ya que los diseños o las imágenes no fueron utilizados anteriormente o en la alternativa la configuración con el diseño era novel.  Esta tendencia se repitió en la década de los noventa (90’) con las empresas Mega Cards (1991-1996) y por la compañía Ted Williams entre los años de 1993 y 1994.  En dicho periodo una de las personas que más aprecio en el coleccionismo llamaba a este tipo de tarjetas “jugadores viejos en cartas nuevas” en referencia al uso de jugadores del pasado en cartas modernas.

Tarjetas A.L. Bombers emitida en original (1964) y reprint (1996)
Foto Colección Personal

En estos momentos la pregunta que con mayor resonancia debemos hacernos es si en efecto gran parte de las tarjetas que empleaban el uso de jugadores veteranos o miembros del Salón de la Fama son tarjetas conmemorativas o “retro” como podemos distinguirla de una tarjeta “reprint”.  En principio una tarjeta “reprint” podemos definirla como una reproducción fiel y exacta de una previamente publicada que se realiza con el consentimiento de su creador o de la persona que posee los derechos de impresión.  Usualmente, el coleccionista o poseedor reconoce que la tarjeta no es original.[24]  En adición las empresas que responsablemente producen estas tarjetas las identifican como reproducciones bien sea indicándolo de manera expresa o mediante el uso de sellos especiales u otros distintivos.  De acuerdo con algunos especialistas la idea de producir tarjetas “reprints” se remonta a la década de los cincuenta (50’).  Sin embargo, las tarjetas o reproducciones conocidas como “reprints” más famosas fueron publicadas en la década de los setenta (70’).[25]  Durante esa década las empresas Dover y TCMA comenzaron a crear reproducciones muy reconocidas por los coleccionistas.  La empresa Dover se especializó en las tarjetas producidas Pre Segunda Guerra Mundial en particular aquellas producidas por las compañías tabacaleras.[26]  Por su parte, la empresa TCMA se enfocó en reimprimir aquellas tarjetas que se publicaron en los primeros años de la década de los cuarenta (40’) como fueron las tarjetas “Playball” impresas originalmente en el año 1941.  En el año 1983 la Topps Company Inc., reimprimió su conjunto inaugural correspondiente al año 1952, en una edición especial que constaba de cuatrocientos dos (402) tarjetas.  Entre las tarjetas más populares se encontraban las de jugadores como; Mickey Mantle, Willie Mays, Andy Pafko, Warren Spahn, Duke Snider, Yogi Berra entre otras estrellas.  

En la década de los noventa (90’) la Topps Company Inc., retomó el mercado de las tarjetas “reprints”.  En el año 1991 lanzaron al mercado la línea Topps Archives conmemorando el conjunto lanzado en el año 1953.[27]  El año siguiente, bajo la insignia de Topps Archives se prosiguió lanzando tarjetas “reprints” conmemorando el conjunto Topps del año 1954.[28]  En los próximos años la empresa descontinuaría la línea Topps Archives la cual fue nuevamente lanzada al mercado en el año 2001.[29]  En su regreso al mercado la línea Topps Archives se distinguió de sus versiones originales ya que alternó en el mismo producto tarjetas “reprint” con cartas “retro”.  En esta misma década la Topps Company Inc., empleó una segunda estrategia.  Esta fue la incorporación en su producto principal (Serie 1 y Serie 2) de un conjunto de “reprints” para conmemorar las carreras de Mickey Mantle (1996), Willie Mays (1997) y Roberto Clemente (1998).  Desde el inicio del siglo XXI ha sido una tendencia marcada de las principales empresas manufactureras la inclusión dentro de sus marcas y productos principales de tarjetas “reprint” y “retro”.

Tarjeta Topps 2018 de Honus Wagner. SP
Foto Colección Personal

En nuestro recorrido hemos observado que una de las razones por las cuales no se ofrecen muchos detalles sobre la historia de las tarjetas “reprint” y “retro” se debe a la poca certeza de los datos referentes a ellas.  De acuerdo con la literatura consultada podemos decir que las cartas “retro” hicieron su aparición de la mano a la era moderna del mercadeo de tarjetas.[30]  En el caso de las tarjetas “reprint” es muy difícil establecer el momento exacto en que estas surgieron.  A pesar de que algunos historiadores sugieren que estas pudieron surgir en la década de los cincuenta (50’); otros han argumentado que pudieron haber surgido mucho antes dentro de los círculos del coleccionismo.  También hemos observado cómo es que las distintas compañías que manufacturan tarjetas han empleado consistentemente el uso de las tarjetas «retro” y “reprint” para mercadear sus productos.  La ambivalencia en el uso de ambos términos se ha prestado para crear confusión dentro de ciertos grupos de coleccionistas que al no poderlas distinguir se convierten en presa de personas que bien sea por desconocimiento, descuido o ánimo prevenido utilicen distintos tipos de ardid para obtener ganancias sustanciales.  No obstante, podemos establecer que una tarjeta “retro” es aquella que utiliza la imagen o diseño de un año anterior.  Por su parte, una tarjeta “reprint” tiene que ser una reproducción o copia exacta de una edición o conjunto impreso previamente.  Por el momento conocer claramente las distinciones entre las tarjetas “reprint” y “retro” nos permitirá ejercer efectivamente discernimiento y a tomar mejores decisiones a la hora de adquirir estas piezas…Las cosas por su nombre

Hasta la próxima

PD.  La semana entrante tocaremos el tema de los Derechos de Autor y el mercado de las tarjetas de béisbol.

Trivia de la semana anterior

¿A qué jugador de béisbol se le apodaba “The Flying Dutchman”?

Se le apodaba “The Flying Dutchman” a John Peter Wagner, mejor conocido como Honus Wagner.  Wagner jugó en las grandes ligas entre los años de 1897 hasta el 1917.  Este jugó para las novenas de Louisville Colonels y los Piratas de Pittsburgh.  Información obtenida del portal electrónico:  https://www.baseball-reference.com/players/w/wagneho01.shtml

Trivia

¿Quiénes fueron los primeros jugadores puertorriqueños en ser incluidos en un set de tarjetas de la empresa Topps Chewing Gum?


[1] Véase nuestro escrito anterior.  “Las Cosas por su Nombre. Parte 1”.  Publicado el 15 de mayo de 2020.  Se puede obtener en el portal electrónico:  https://beisbol101.com/2020/05/las-cosas-por-su-nombreparte-i/

[2] Id.

[3] La Gran Depresión fue un proceso de grave crisis social y económica provocado por la inestabilidad y posterior caída de los mercados productivos y bursátiles tras la conclusión de la Primera Guerra Mundial.  La Gran Depresión afecto a gran parte de las economías mundiales y comenzó su efecto llegó a manifestarse fuertemente a partir del año 1929.  En gran parte de la humanidad su efecto se prolongó hasta el año 1940.  Véase a Enciclopedia de la Historia (ed.).  La Gran Depresión: Período de crisis económica y social.”  Obtenido del portal electrónico:  https://enciclopediadehistoria.com/la-gran-depresion/

[4] “Op Cit.”  Véase nota 1

[5] Debemos recordar que el “American Card Catalog” se publicó en los años de 1946, 1953 y 1960.  En adición se reimprimió una versión póstuma en el año 1967.

[6] Ken Belson.  “A Hobby to Many, Card Collecting Was Lifeʼs Work for One Man.” Publicado el 22 de mayo de 2012 en el New York Times. Obtenido del portal electrónico: https://www.nytimes.com/2012/05/22/sports/baseball/baseball-card-collecting-was-lifes-work-for-jefferson-burdick.html

[7] Ronald E. Kates, Warren Tormey (Ed.).  Baseball, Literature, Culture Essays:  2006-2007 edition.  Mcfarland & Company Inc.  Estados Unidos.  2008.  pág. 125.

[8] Ken Belson. “Op cit”

[9] La edición impresa en el año 1939 sacó al mercado 500 ejemplares.  En la edición correspondiente al año 1946 se publicaron 1,250 ejemplares.  Por su parte, la edición correspondiente al año 1953 se limitó a 1,400 ejemplares. Mientras tanto la edición de 1960 sacó al mercado 3,000 ejemplares.  Véase a George Vrechek.  “Burdick’s First Catalog of Cards.  Obtenido del portal electrónico:  https://oldbaseball.com/m/refs/US_Card_Collectors_Catalog_1939.pdf

[10] Ken Belson. “Op cit”

[11] Pre-War Cards.  “Reprints and fakes shouldn’t be viewed as the same.”  Publicado el 5 de diciembre de 2018.  Obtenido del portal electrónico: https://prewarcards.com/2018/12/05/reprints-and-fakes-t206-honus-wagner-reproductions-baseball-cards/

[12] Hylton, J. Gordon. “Baseball Cards and the Birth of the Right of Publicity: The Curious Case of Haelen Laboratories v. Topps Chewing Gum.” Vol. 12 Marquette. Sports L. Rev. 273 2001. pág. 280.

[13] La empresa Topps Chewing Company comenzó en el mercado de tarjetas en el año 1951.  Previo a ese año la empresa se dedicó al mercado de goma de mascar tendiendo entre sus principales marcas comerciales la goma de mascar Bazooka.  En el año 1975 cambio su nombre corporativo a Topps Company Inc. el cual mantiene hasta el presente.

[14] La empresa “Exhibit” tiene su sede en la ciudad de Chicago, Estados Unidos y desde la década de 1920 se había dedicado a producir postales con jugadores de béisbol que podían adquirirse en máquinas expendedoras. Luego de la Segunda Guerra Mundial regresó al mercado de las tarjetas hasta la década de los 60.  Véase a Rich Mueller.  “Examining Exhibits: Chronicling Baseball a

Penny at a Time.” Publicado el 21 de agosto de 2017. Obtenido en el portal electrónico:  https://www.sportscollectorsdaily.com/exhibit-baseball-cards-guide/ Véase también a James Beckett, (Ed).  Beckett Almanac of Baseball Cards and Collectibles.  Beckett Media LLC. 2011. pág. 300.

[15] James Beckett, (Ed).  Beckett Almanac of Baseball Cards and Collectibles.  Beckett Media LLC. 2011. pág. 819

[16]  En el año 1960 el conjunto consistió en 79 tarjetas; mientras que en el producido en el año 1961 constaba de 154 tarjetas.  Id. pág. 327.

[17] Corresponde al conjunto o “set” de 1962 desde el número 135-144 y conmemora la vida de Babe Ruth. Id. pág. 827.

[18] Id. págs. 844 y 845.

[19] Id. pág. 327.

[20] Véase más información en el portal electrónico: https://www.baseball almanac.com/baseball_cards/baseball_card_sets.php?m=TCMA

[21] James Beckett (Ed.) “Op Cit”. págs.799-802.

[22] Para más información se debe revisar el portal electrónico: https://www.tradingcarddb.com/ViewResults.cfm?q=Fritsch&Type=Baseball

[23] James Beckett (Ed). “Op Cit” págs. 553-554.

[24] Pre-War Cards.  “Reprints and fakes shouldn’t be viewed as the same.”  Publicado el 5 de Diciembre de 2018.  Obtenido del portal electrónico: https://prewarcards.com/2018/12/05/reprints-and-fakes-t206-honus-wagner-reproductions-baseball-cards/

[25] Pre-War Cards.  “Reprints are Cheap, Popular … but Should They Exist?” Publicado el 24 de marzo de 2020. Obtenido del portal electrónico: https://prewarcards.com/2020/03/24/baseball-card-reprints-fakes-reproductions-forgeries-honus-wagner-t206-ty-cobb/

[26] Pre-War Cards.  “Reprints and fakes shouldn’t be viewed as the same.”  “Op Cit”

[27] James Beckett (Ed). “Op Cit” pág. 954.

[28] James Beckett (Ed).“Op Cit” págs. 954-955

[29] Id. págs. 955-957

[30] De acuerdo con los historiadores y especialistas la era moderna del mercadeo de las tarjetas de béisbol se inició en el año 1948 y duro hasta el año 1981.

1 comentario en “Las Cosas por su Nombre (parte II)”

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