El Miembro del Salón de la Fama de Béisbol, Tony Gwynn, perdió su batalla contra el cáncer, falleciendo en la mañana del 16 de junio, en Poway, California. Tenía 54 años de edad.
Seleccionado por los Padres de San Diego en la tercera ronda del Draft de 1981, desde que comenzó su carrera, para él fue mandatorio batear .300+.
En su primer año en el béisbol organizado, 1981, los Padres lo enviaron a Clase A donde bateó .331. En esa misma temporada, fue ascendido a la Doble A, registrando promedio de .462. Al siguiente año, 1982, nuevamente jugó Triple A y bateó .358. Para verano de ese año, con esa ofensiva había que darle una oportunidad en las Grandes Ligas y los Padres lo promovieron debutando el 19 de julio. Finalizó su primera campaña con marca ofensiva de .289 siendo la única vez en toda su carrera que no batearía .300+.
En 1983, comenzó en la Triple A y continuó pulverizando a los lanzadores con un robusto .388, suficiente para que los Padres lo ascendieran definitivamente a las Grandes Ligas.
Por 20 años defendió la causa de San Diego y al finalizar su gloriosa carrera tenía ocho títulos de bateo (empatado con Honus Wagner y superado solo por Ty Cobb con 12), 3,141 hits, cinco guantes de oro y un promedio acumulativo de .338. En la primera parte de su carrera fue un gran robador de bases terminando con 319, siendo su cifra más alta en 1987 con 56.
Actuación en Puerto Rico
Gwynn debutó en Puerto Rico en la temporada 1982-83 con los Vaqueros de Bayamón. Bajo la dirección de Art Howe, tuvo una gran temporada llegando segundo en bateo con .368, siendo dominado por su compañero de equipo, Brian Harper, quien tuvo record de .378. Algunos de sus compañeros fueron Carmelo Martínez, Luis Aguayo, Dickie Thon, Orlando Isales, Ismael Oquendo, Julio César González, Juan Agosto, Edwin Correa, Luis «Papo» Rosado, Jimmy Rosario, Mike Cuellar, Dave Dravecky, Andy Hawkins y Gordie Pladson, entre otros.
Al siguiente año, la franquicia de Bayamón fue transferida a San Juan. Nuevamente Gwynn fue contratado y bajo la dirección de Harry Dunlop y Luis Rodríguez Olmo, volvió a tener un gran desempeño al llegar quinto en bateo con .327, superado por Don Mattingly (.368), Randy Ready (.361), Candy Maldonado (.346) y Jerry Willard (.338). Además llegó cuarto en dobles (15) y quinto en bases robadas (16).
En dos años de participación en Puerto Rico tuvo ofensiva acumulativa de .346, producto de 133 imparables en 384 turnos al bate, 8 jonrones, 60 carreras empujadas y 70 anotadas.
El 300 siempre los acompañó
Un compañero inseparable de Gwynn fue la cifra de .300 en bateo. En total, la registró en 25 de los 26 torneos que vio acción. Solo falló en su primer año en las Mayores. De por vida conectó en las Ligas Menores .347, en Puerto Rico, .346 y en las Grandes Ligas, .338.
Contacto
Un bateador con esos números ofensivos tiene que poseer mucho contacto. Su instructor de bateo con los Padres, Deacon Jones, indicó que «no había un lanzador en la liga que quisiera enfrentarse a Gwynn con hombre en tercera base pues sabían que siempre haría contacto.»
En las Ligas Menores, Gwynn tuvo 51 ponches en 708 turnos para un ratio de un ponche cada 14 turnos. En Puerto Rico, le propinaron 24 ponches en 384 veces al bate para un ponche cada 16 turnos; y en las Grandes Ligas se ponchó 434 veces en 9,288 oportunidades para un ponche cada 21 turnos.
Gwynn en la historia
En 2007, Gwynn fue exaltado en su primera oportunidad al Salón de la Fama del Béisbol, junto a otro «first time ballot», Cal Ripken Jr. Recibió el 97.6 % de los votos lo que prueba una vez más que es sumamente difícil que alguien sea electo de forma unánime.
El zurdo Gwynn solo tuvo una debilidad como bateador, careció de poder, algo esencial para un jugador de esquina (1b, 3b, Lf y Rf). Aparte de eso, fue un gran jugador y se comportó bien dentro y fuera del terreno. Este verano será echado de menos en Cooperstown.
