Desde el mirador próspero: Una vista panorámica de las tarjetas de novato

Litografía del artista Otto Botticher sobre juego de béisbol durante la Guerra Civil. Obtenido del portal: https://www.battlefields.org/learn/galleries/baseball-and-american-civil-war

            En los Estados Unidos, la génesis en el negocio de las tarjetas o cartas de béisbol se remonta a mediados del siglo XIX.  Durante la Guerra Civil, la práctica del béisbol sirvió para liberar las tensiones entre los combatientes y los prisioneros en el campo de batalla.[1]  Tras la conclusión de la Guerra Civil, los soldados liberados de sus responsabilidades militares fungieron como embajadores del deporte. Ello fue así ya que promovieron la práctica del deporte a través de las nuevas adquisiciones de territorio continental.  En ese sentido, el béisbol sirvió como un agente aglutinador de la joven nación en el proceso de expansión hacia el sur del territorio continental estadounidense.[2]  El auge del béisbol tuvo el efecto de convertirlo en una de las actividades económicas más prolíficas en las ciudades en que era practicado.  El repentino éxito y la creciente popularidad del deporte incentivaron a que en el año 1869 surgiese la Asociación Nacional de Jugadores Profesionales de Béisbol.[3]  Vale la pena recordar, que paulatinamente el juego comenzó a profesionalizarse y con él nuevas formas de mercadeo fueron incorporándose a la tradición beisbolera.  En poco tiempo, la prosperidad del béisbol provocó que las hazañas de los jugadores fuesen reseñadas a través de la prensa, los medios de comunicación y las tarjetas de béisbol.  Estas últimas surgen como una forma de comercialización diseñado por las pequeñas y medianas empresas locales.  En aquel momento, las tarjetas principales representaban a los equipos más famosos de la época como los Troy Haymakers.[4]  En este primer periodo, que comprende los años de 1840 hasta el 1887 algunas de las características principales de las tarjetas eran: 1) que no constituían una colección anual (como las conocemos actualmente); 2) el énfasis mayor era en los equipos, no siempre estaban numeradas; 3) obviamente no se distribuían a nivel nacional (mayormente la distribución era en las ciudades en las cuales se jugaba béisbol).

Foto Colección Personal: Replica de tarjeta de 1914 producida por Topps 2011.

            El devenir histórico de la comercialización del béisbol a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX condujo a que las compañías tabacaleras como la American Tobacco Co., produjesen las primeras tarjetas que serían distribuidas a nivel nacional dentro del empaque de sus productos.[5]  En pocos años después, otras empresas que mercadeaban dulces, golosinas, goma de mascar, palomitas de maíz e incluso medios de prensa siguieron los pasos de las industrias tabacaleras presentando sus propios conjuntos de tarjetas.[6]   Este ímpetu en el mercado de tarjetas prácticamente se detuvo durante la Segunda Guerra Mundial.  Una vez concluido el conflicto bélico se reinició la producción de tarjetas de béisbol en lo que se conoce como la era moderna de las tarjetas de béisbol.[7]  En dicho período, las tarjetas de béisbol constituyeron el producto principal de sus marcas y comenzaron a distribuirse en empaques individuales con el atractivo de traer una goma de mascar.  El surgimiento de la era moderna unido al interés de una base de ávidos fanáticos de valorar sus colecciones hizo evidente la necesidad de identificar cuáles de ellas serían las cartas de novatos de los jugadores estrellas del béisbol.  La consecuente aparición de revistas especializadas en la valoración de tarjetas de béisbol y su encarnizada competencia tuvo el efecto de avivar aún más el debate.  Sumado a ello, la aparición de múltiples empresas productoras de tarjetas amplió la cantidad y la variedad de tarjetas disponibles para los coleccionistas protagonizadas por jóvenes prospectos, trabaron la controversia acerca de que podría considerarse una tarjeta de novato o “rookie card”.

A partir de este momento, el debate se concentró en dos posiciones o posturas fundamentales.  Por un lado, se decía que en efecto la primera impresión del jugador se constituía como la tarjeta de novato.  Ello sería indistintamente, que el jugador hubiese debutado o no en las Grandes Ligas.  Por el otro lado, algunos establecieron que no solamente bastaba que se imprimiese la figura del jugador, sino que el mismo forzosamente tendría que haber debutado en las Grandes Ligas.  Este debate pondría de manifiesto la necesidad de establecer unas normas básicas para establecer unas guías para determinar que se ha de considerar una tarjeta de novato.  Al analizar históricamente, el desarrollo del mercado de las tarjetas nos percatamos que en las primeras impresiones de tarjetas distribuidas entre los años de 1860 al 1930 no se identificarían muchas tarjetas de novato debido, entre otras razones: 1) Las primeras tarjetas se produjeron en cantidades muy pequeñas por lo cual no se puede dar fe de su existencia; 2) No existía una selección ordenada y consecutiva de las tarjetas[8]; 3) La distribución era a nivel local o regional; 4) No existía un control efectivo en cuanto a la cantidad de las tarjetas; 5) En la inmensa mayoría los jugadores principales tenían vasta experiencia en las Grandes Ligas; 6) En aquellos años las tarjetas no eran un producto principal y estaban subordinadas a la promoción de algún otro producto; 7) No se producían tarjetas de todos los jugadores que participaron en las Grandes Ligas.  La inestabilidad en la producción y distribución de tarjetas hicieron poco confiable la determinación de cual habría de ser la tarjeta de novato de un jugador.

Foto Colección Personal: Tarjeta de Novato de Rogers Hornsby

            En la década de los treinta (30’) la empresa de goma de mascar Goudey Chewing Gum comenzaría la producción y distribución de sus tarjetas de peloteros para promocionar su goma de mascar.[9]  La empresa entre los años de 1933 al 1941 produjo casi ininterrumpidamente tarjetas de béisbol, a excepción los años de 1937 y 1940.[10]  Durante dichos años los coleccionistas comenzaron a aceptar por ciertas algunas de las principales tarjetas de novato como las de: Babe Ruth, Roger Hornsby, Bill Dickey, Eddie Collins, Jimmy Fox y Lou Gehrig, entre otros.  El hecho que la empresa Goudey Chewing Gum fuese consistente en la producción de tarjetas tuvo el efecto de crear la confianza necesaria para que se identificasen como tarjetas de novatos aquellas que compartiesen las siguientes características: 1) Fuese la primera impresión con la imagen del jugador; 2) Hubiese jugado en las Grandes Ligas; 3) La empresa produjese tarjetas en años consecutivos; 4) La distribución se realizase a nivel nacional.  Es a partir de este momento, que se comienza a gestar una posible definición de lo que constituye una tarjeta de novato empleando los cuatro criterios antes mencionados. 

La era moderna en el mercadeo de las tarjetas de béisbol produjo grandes transformaciones, no sólo en cuanto a la calidad, sino en la cantidad y la frecuencia en la se distribuiría el producto.  Además, una cepa más sofisticada de coleccionistas comenzaría ávidamente a valorar económicamente las mismas.  El nacimiento de la era moderna tuvo como su principal exponente a la Topps Chewing Gum.[11]  La empresa se convirtió en la principal productora de tarjetas entre los años de 1952 al 1981.  En dicho periodo la empresa consolidó su liderazgo en el mercado a través de su conjunto principal “Topps” y la incorporación del conjunto “Topps Traded”, el cual salió al mercado en el otoño de 1974.[12]  El conjunto “Topps Traded” se distinguió por ofrecerle a los coleccionistas una edición tardía en el año, en la cual se resumía las transacciones o cambios de los jugadores que habían sido canjeados durante la temporada.  Mientras la Topps Chewing Gum., se consolidó como la principal marca productora de tarjetas, la necesidad de los coleccionistas por conocer su valor provocó la publicación de revistas y medios especializados para tomarle el pulso al mercado.  A pesar de que varias revistas fueron fundadas para tomar el pulso del mercado, fue la iniciativa del Dr. James Beckett la que mayor éxito y credibilidad tuvo entre los coleccionistas.[13]  En el año 1979 comienza la publicación de la Revista Beckett, luego de una extensa labor de 5 años de recopilación y publicación en varios medios de la data obtenida sobre el mercado de las tarjetas de béisbol.  La revista encabezada por su fundador James Beckett en principio buscaba seguir el pulso del mercado secundario de las tarjetas. Este mercado es aquel que nace una vez el coleccionista, la tienda o dealer comienzan a vender las tarjetas individualmente.  Es quizás una de sus mayores aportaciones el hecho que se empezó a valorar y catalogar formalmente todas las tarjetas conocidas; pero también comenzó a determinar cuáles eran de novato conforme a los criterios aceptados por los coleccionistas. 

Foto Colección Personal
Tarjeta de novato de Cal Ripken Jr.

            El comienzo de la década de los ochenta (80’) comenzaría a cambiar la faz del coleccionismo dramáticamente.  El dramatismo se inició en el año 1981 con la salida al mercado de las tarjetas producidas por las empresas Fleer Corp. y Donruss Trading Cards Inc.  En los años subsiguientes, la feroz competencia entre las tres productoras (Topps, Fleer y Donruss) produjo gran variedad de productos y estrategias de mercado agresivas para captar la atención de los coleccionistas.  Una de sus principales atracciones fue la inclusión de tarjetas de novato que aún no habían llegado a las Grandes Ligas, pero tenían el potencial para ello.  Algunos ejemplos notables fueron las tarjetas de novato de Cal Ripken Jr. (1982), Roger Clemens (1984), Mark McGwire (1985), Barry Bonds (1986), José Canseco (1986), Rubén Sierra (1986), entre otros jugadores.  El problema de este tipo de tarjeta era que muchas veces el jugador era canjeado por el equipo, regresado a las menores y en el peor de los casos nunca llegaba a Grandes Ligas.  Los coleccionistas y los medios especializados en el mercado de tarjetas comenzaron a aceptar este tipo de tarjeta como una “Extended Rookie Card” o “XRC”.  Eventualmente la aparición de las marcas Score Trading Card, Bowman y la Upper Deck Inc., a finales de los años ochenta (80’) revivió el antiguo debate sobre cual debería considerarse como tarjeta de novato; a la vez que puso en precario la confiabilidad de los coleccionistas para identificar las tarjetas de novato de sus jugadores preferidos.  Vale la pena rememorar, que en la década de los ochenta (80’) proliferaron muchos conjuntos promocionales de tarjetas para tiendas y negocios como fue el set de Woolworths, Kmart o Burger King, entre otros productos.

El congestionado ambiente creado por la multiplicación de compañías de tarjetas en la década de los ochenta (80’) surtió sus efectos en las dos décadas que le precedieron.  Este evento para muchos coleccionistas ejemplificó aquel proverbio de la sabiduría popular que rezaba “siembra vientos y cosecharás tempestades”; pues la multiplicidad de tarjetas ofrecidas en la década de los noventa (90’) y el primer quinquenio del nuevo siglo provocó que muchos jugadores figurasen representados en tarjetas regulares sin aun haber debutado en la gran carpa.  Así las cosas, algunos ejemplos notables de esta práctica fueron: Jim Thome (1991), Chipper Jones (1991), Mariano Rivera (1992), Pedro Martínez (1992), Derek Jeter (1993), Andy Petitte (1993), Vladimir Guerrero Sr. (1995), Carlos Beltrán (1995), David Ortiz (1997), Alex Cora (1998), Alfonso Soriano (1999), Jason Bay (2002), Justin Verlander (2005), entre otros. 

Foto Colección Personal
Tarjeta de Novato de Javier Báez

            En el año 2006 las principales compañías productoras de tarjetas decidieron incluir en todos sus productos un logo que identificará definitivamente la carta de novato del jugador.  Esto se hizo para dar certeza en la identificación de tarjetas de novato, evitar la especulación sobre el año de debut de un jugador y proveer a los coleccionistas la confianza en el mercado y en la tarjeta de novato que estaban adquiriendo.  Es curioso que el medio empleado por dichas empresas ejemplificaba los cuatro requisitos que habían sido por lo general aceptados por los coleccionistas para denominar una tarjeta de novato o “rookie card” que son: 1) Fuese la primera impresión con la imagen del jugador; 2) Hubiese jugado en las Grandes Ligas; 3) La empresa produjese tarjetas en años consecutivos; 4) La distribución se realizase a nivel nacional.  La acción concertada desde el 2006 por las principales empresas de tarjetas dieron validez a los reclamos a quienes reclamaron mayor confiabilidad en la identificación de las tarjetas de novato estableciendo como criterios ciertos los antes mencionados.


[1] Debbie Schaefer-Jacobs. “Civil War Baseball”.  Publicado el 2 de agosto de 2012.  Obtenido del portal electrónico: https://americanhistory.si.edu/blog/2012/08/civil-war-baseball.html

[2]  Id.

[3] La Asociación Nacional de Jugadores Profesionales de Béisbol es el antecedente próximo de lo que hoy conocemos como la Liga Nacional en las Grandes Ligas. La Asociación Nacional de Jugadores Profesionales de Béisbol originalmente estaba compuesta por 10 equipos entre los cuales estaban: 1) Los Atléticos de Filadelfia; 2) Los Medias Blancas de Chicago; 3) Los Citadinos de Cleveland; 4) Los Citadinos de Rockford; 5) Los Medias Rojas de Boston; 6) Los Mutuos de Nueva York; 7) Los Nacionales de Washington; 8) Los Olímpicos de Washington; 9) Los Kekiongas de Fort Wayne; 10) Los Unionistas de Troy.  En dicha liga los jugadores por primera vez cobrarían por practicar el deporte. Véase a John M. Rosenburg. The Story of Baseball: Illustrated with Photograph.  Random House New York. 1962.  pag.16.

[4] En el año 1867, el equipo de los Troy Haymakers fue uno de los primeros equipos aficionados en ser inmortalizado a través de un conjunto de tarjetas.  Este conjunto consistió de 6 cartas y constituyó el primer esfuerzo de mercadear la empresa E.G. Sterey & Co. Photographers que era un negocio de fotografía establecido en la ciudad de Nueva York.  Robert F. Lemke, Ed. 2007 Standard Catalog of Baseball Cards. 16th Edition. Krause Publication. Estados Unidos 2006. pág. 1772 

[5] Dean Hanley, Allyson Hamlin. Before there was Bubble Gum: Our Favorite Pre-World War I Baseball Cards. Mighty Casey Books. Estados Unidos. 2012. págs. 8-9

[6] Id.

[7] De acuerdo con los entendidos en el mundo del coleccionismo la era moderna en el mercadeo de las tarjetas de béisbol se inició en el año 1948 con la salida al mercado del conjunto de la compañía Leaf hasta el presente.  Otros entienden que la era moderna comenzó a partir del año 1981 hasta el presente.  Sin embargo, para propósitos de nuestro análisis nos ceñiremos a lo establecido en la primera definición.

[8] Esto quiere decir que muchas veces las empresas producían un solo conjunto o “set” y luego desaparecerían. Otra de las acepciones es que a veces las mismas no venían numeradas en algún tipo de orden.

[9] James Beckett, Ed.  Beckett Almanac of Baseball Cards and Collectibles.  Beckett Media LLC. 2011. págs. 416-420

[10] Información obtenida de la empresa Professional Sports Authenticators (PSA) en el portal electrónico: https://www.psacard.com/articles/articleview/3886/history-goudey-gum-company

[11] Hoy día se conoce como la Topps Company Inc.

[12] El conjunto “Topps Traded” fue distribuido por la empresa Topps Company Inc., entre los años de 1974 a 2004.  A partir de entonces, entre los años de 2005 hasta el presente se relanzó el producto bajo el nombre de “Topps Update”.

[13] El Dr. James Beckett es doctor en estadísticas de la Universidad Metodista del Sur en el estado de Texas. 

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